El consumo de semillas en la cocina mexicana otorgó estabilidad alimentaria a diferentes pueblos y comunidades indígenas, desde tiempos prehispánicos.
Los ingredientes autóctonos en México reflejan el proceso de cultivo y preservación de diferentes recursos que han estado presente en la dieta del mexicano. Un ejemplo de ello es el cultivo y uso de diversas semillas en platillos y bebidas tradicionales en todo el territorio nacional.
Las semillas son granos que se encuentran al interior de las plantas y frutos, y que generalmente son el órgano reproductivo con el que cumplen la función de regeneración, dispersión y persistencia. Además, son un alimento básico en la dieta de diferentes culturas.
Estas son las seis más importantes para la cocina mexicana:
Es el máximo exponente de nuestra cultura culinaria. Se trata de un ingrediente que ha estado presente en toda la historia de la cocina mexicana, y con el que se pueden realizar diferentes preparaciones como tortillas, chochoyotes, tacos, quesadillas, gorditas, tlacoyos, totopos, tostadas, machetes, etc.
Considerada como la moneda oficial en diferentes culturas de nuestra época prehispánica, el cacao es una semilla que en combinación con azúcar, canela y otras especias, tiene como resultado la creación de distintas bebidas y el apreciado chocolate.
También dio paso a la invención de platillos mexicanos como el mole poblano, algunas salsas ahumadas, tamales de chocolate y diversos postres. El cacao, por si no lo sabías, contiene antioxidantes que ayudan a reducir el envejecimiento de las células y órganos.
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Valorado en la actualidad como un alimento del futuro, es una semilla que se utiliza para preparar diferentes empanizados, costras, crocantes para ensaladas, salsas, atoles, rellenos, barras energéticas, y algunos postres como las famosas alegrías naturales y de chocolate. Igualmente contiene altos niveles de fibra y mejora el funcionamiento intestinal.
Conocida como huauhtli por los aztecas, esta semilla tuvo una gran importancia en los tiempos precolombinos, al tener la misma relevancia que el frijol y el maíz.
Son una gran fuente de proteínas, hierro y minerales que ayudan al buen funcionamiento del cuerpo, además de promover la formación de células rojas. Se pueden usar en croquetas, purés, sopas, caldillos y arroz. En algunas ocasiones fungen como sustitutos de productos de origen animal, en forma de hamburguesas y salchichas para hotdogs.
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Provenientes de las calabazas, son muy usadas en pipianes –guiso mexicano que se elabora a partir de tostar y moler las pepitas para formar una salsa roja o verde, a la que se agrega carne— y como espesante de preparaciones y rellenos. En algunas regiones se comen tostadas, como una botana.
Las pepitas contienen Omega 3, magnesio, zinc y antioxidantes. Ayudan a combatir la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Representa el esplendor de la época colonial. Con sus aromas y texturas ha coronado distintos platillos como encacahuatados, moles, salsas, pipianes, panes y dulces. Del ajonjolí también se pueden obtener productos veganos como leche, aceites para freír y batidos energizantes. Además posee vitaminas A, B y C; Omegas 3 y 6; y minerales como el hierro, zinc y calcio, que ayudan a reducir los niveles de colesterol, prevenir la anemia y mejorar la vista.
Luis Ángel Cruz Simón es licenciado en gastronomía y apasionado en temas de patrimonio cultural gastronómico de México.