El postre es el final feliz de toda comida. Es también un momento para compartir con alguien que aprecias o para consentirte. Es por ello […]
El postre es el final feliz de toda comida. Es también un momento para compartir con alguien que aprecias o para consentirte. Es por ello que resulta importante que cuando pruebes una dulce delicia, todo sea perfecto. Para lograrlo y que no te lleves a la boca algo que te arruine el momento, te dejamos 10 claves para reconocer cuando un postre no es bueno.
El helado de vainilla es amarillo y no blanco. No aceptes un helado que no sea de igual o mejor calidad que el postre que acompaña.
Está bañado con chocolate de bote. Este chocolate puede arruinarlo todo y a los restauranteros les encanta.
Salió de un congelador y sabe a congelador.
Es grumoso o sabe más a fécula de maíz y harina que a postre. Tampoco lo comas si la masa es más gruesa que el relleno.
Un postre caliente está frío por dentro.
La fruta no está fresca o no es de temporada.
La receta incluye ingredientes que son más armónicos en una ensalada, que en el postre. O sea, son demasiados como para atender a cada sabor. La creatividad está muy bien en la cocina pero no hay que forzarla.
Es más dulce de lo que un ser humano puede soportar. Es decir, sabe a azúcar y no a frutas, vainilla, chocolate o almendras.
El merengue parece más plástico que merengue.