Crónica de una travesía por Ecuador en tiempos de Coronavirus

Escapamos a tiempo, el mundo se ha vuelto loco. Nuestro viaje original estaba planeado para diciembre pero a Andre pensó que seria más oportuno viajar antes (ahora me doy cuenta que se llama a esto intuición). Incrédula ante las noticias de diciembre del Coronavirus en China e incrédula hasta hace unos días que pensaba que esto nunca nos afectaría, a medida que me alejaba de Europa las noticias crecían y el virus se propagaba por países menos pensados por mí como España e Italia.

Texto: Tali Akuka. www.taliakuka.wixsite.com/otrosaires IG:tali.akuka

Fotos: Andre Madera y Tali Akuka.

Una película de ficción convertida en realidad; el mundo ha ido disminuyendo su ritmo, nuestro paradigma capitalista hiperproductor, de repente, en parálisis. Y si acaso la naturaleza nos ha respondido ante la contaminación y el descuido completo del planeta, si tenemos que regresar a detenernos para de nuevo conectarnos con nuestra humanidad, a tomarnos el tiempo de compartir lo esencial, de conectar de nuevo con la tierra, con nuestras raíces para mirar hacia adentro y de esa manera estar en sincronicidad con nuestro planeta, nos toca hacer esta parte en Cuenca, Ecuador.

Más noticias y noticias. El pasado sábado organizamos un reportaje en el Parque Nacional Cajas de Ecuador, medio improvisado decidimos pasar la noche allí para aprovechar al máximo los paisajes deslumbrantes y contarlo en un artículo. Al atardecer, nos llegó la alarmante notificación: serán los últimos visitantes del parque, desde mañana estará cerrado.

Creíamos que esas eran las últimas malas noticias, pero al llegar a nuestro hotel, en Casa del Águila , Andrés y Sergio, quienes nos asistían en nuestro trabajo, nos informaron que el presidente emitió un comunicado en cadena nacional en el que anunciaban el cierre de fronteras en el país como medida preventiva ante los casos de coronavirus COVID-19 que se registraron para evitar más aumentos.

Al enterarnos de pronto no sabíamos qué hacer, llamamos a amigos en Guayaquil, buscamos vuelos de regreso, leímos noticias y ante la preocupación e incertidumbre Andre y yo no dormimos aquella noche. Ambos nos levantamos con las ojeras hasta el piso y con la media decisión de viajar a Guayaquil a buscar un vuelo de regreso. Conversamos con el consulado y nos recomendaron quedarnos aislados y quietos donde estábamos hasta que pasaran unos días y pudiéramos reorganizarnos.

Suspendieron los vuelos, no podíamos ir a ningún lado. También surgieron los miedos, ya pienso que hoy será mi ultimo día para almorzar en un restaurante, para caminar libre en el espacio publico, y para soñar. Las calles van quedando desiertas, los negocios cierran de a poco. Entre todo este desconcierto, un ángel nos ayuda, se llama Andrés Ochoa, y desde el primer instante que lo conocimos sentimos que es buena gente, es digno representante de su tierra amada, Cuenca en Ecuador.

Él nos dio por la mañana la noticia que puso fin a nuestras preocupaciones y noticias poco esperanzadoras, nos quedaremos por unos días en su hotel, Casa del Águila, hasta que pasen las tinieblas de este virus, un enemigo invisible que transforma al mundo.

Nuestro refugio amado es una casa de 1802 donde las habitaciones dan a un patio con una fuente de agua eterna en donde tiro una moneda y pido un deseo: que esta pesadilla pase pronto, que la tormenta se transforme y pronto llegue el arcoíris a nuestras vidas.

Agradecimientos especiales por la calidez humana, el profesionalismo y el amor infinito a Cuenca:  Andrés Ochoa, Angélica Coky León y Luciana, Cecilia Vicuña, y a cada uno los miembros de la Fundación de Turismo de Cuenca quienes nos asistieron en nuestro reportaje sobre el destino.

Gracias infinitas a nuestro querido Sergio Torregrosa de Club de Hoteles. Nuestro más sincero agradecimiento a las autoridades del Ministerio de Turismo de Ecuador y a Bleu & Blanc por apoyarnos en este momento tan delicado.