En una sesión más de “Copa de por medio”, tengo el honor y el placer de platicar con Vicente Pliego, cofundador y creador de Bodegas Pinea de Ribera del Duero. Un mexicano que vive en España y que ha hecho una labor magnífica con estos vinos. Cada gota de Pinea es un placer al paladar y los sentidos, la parte visual, la parte aromática. Nos escucha también Rodrigo Pliego, su hermano, quien está representando a la bodega Pinea en México.
Vicente, listos para probar tu magnífico vino Pinea 2014, y que nos platiques más de ti, la bodega y más. “La verdad es que, me gusta mucho hablar con nuestros amigos de México, y que el vino haya sido tan bien recibido en nuestro país. Porque yo nací en México y viví mucho tiempo allá, hasta que mi mujer y yo decidimos emprender en un proyecto de vino en 2013 en España. Empecé con un proyecto de investigación. Como apasionado del vino, sabes que es muy difícil tener una uva favorita. Cuando le preguntas a una persona que ama el vino cuales son sus uvas favoritas, quizá nombre varias. Pero sería muy difícil que dijera una”, comparte Vicente.
Depende la hora del día, con quien vas a comer… Pero yo veo que tienes una copa Riedel.
“Es una muy buena copa Riedel de Tempranillo. En lo personal, a mí me gustan más las copas de Borgoña para disfrutar la abundancia del Tempranillo. Visten mejor el vino, pero esta copa está diseñada específicamente para esta uva, es más angosta, y va muy bien con los vinos que producimos, en especial los de guarda larga”.
Así inició el sueño de Bodegas Pinea
“Te cuento un poquito de la historia de cómo empezamos. Siempre estudié mucho sobre el vino. Tuve oportunidad de tomar un curso de sommelier y algunos en WSET. Esta fascinación, y esta navegación por el vino, me llevó a entender que mi uva favorita es el Tempranillo. Estaba en España, en la Ribera del Duero, en la parte Norte. Una zona muy especial que tienen que ver con una climatología y una edad de cepas autóctonas muy especiales de Tempranillo tinto fino, que solamente en esta región pueden tener esta expresión característica de la edad, curtidos por el tiempo y el clima”.
“Empecé un proyecto de investigación personal para tratar de entender cuáles eran las zonas de producción ideales para estas uvas únicas. Mi principal descubrimiento fue el acercamiento con la gente mayor de la zona. Cambió totalmente mi visión de la teoría a la práctica. Comenzar a hacer vino con la gente que lleva varias generaciones haciendo vino de una forma muy tradicional, con las manos y el corazón. Dí con una zona privilegiada; unos viñedos en el norte de la Ribera del Duero. Unos 20 kilómetros al Norte de Roa. Me enamore de esa tierra. Aquí la valiente fue mi mujer, que creyó en el proyecto. Empezamos a hacer vino de estos viñedos tan especiales, que pertenecían a una familia que durante muchos años elaboró vino. Son viñedos muy antiguos, tienen registro de 1929, y otros más antiguos. Si tomáramos ese año, son cepas de 90 años”.
Son plantas maravillosas que dan poca fruta pero de estupenda calidad, ¿cierto?
Así es, estas cepas retorcidas, que crecen en formas indistintas. Son cepas muy sanas porque han sobrevivido al tiempo. Nos pusimos a hacer vino en 2013, con muchas dificultades, porque fue un año duro para la Ribera del Duero debido a la climatología adversa. Mucha lluvia al final de la temporada, unos aguaceros que cambiaron por completo la morfología de la vid. Hubo que vendimiar literalmente pecho tierra. Sacar lo que podíamos, y esa fue nuestra primera añada”, recuerda el fundador de Bodegas Pinea.
“En 2014 las condiciones cambiaron y pudimos hacer un vino mucho mejor elaborado, totalmente a mano. Llevábamos cada racimo a la bodega, despalillábamos a mano e hicimos un proceso complicado de selección de uva, de cada baya. Lo que quería es que cada uva estuviera siempre en contacto con materiales nobles. Que no pasara por ningún proceso mecánico, ni que estuviera en contacto con materiales artificiales. Estos viñedos nunca han recibido ningún tipo de aporte químico en su terroir. Si tienes suelos siempre respetados sin aditivos ni productos químicos ni pesticidas, yo quería que esas uvas reflejaran su máximo aporte. Hubo un experimento de qué cantidad de racimos incluíamos, los valores tánicos, cuánta acidez queríamos. Buscábamos cuidar la mejor expresión de esas uvas Tempranillo. Trabajamos mucho en hacer algo muy natural, apegado a los procesos tradicionales de siempre. Nosotros, con nuestra producción limitada y los recursos de búsqueda en la investigación de maderas especiales, el proceso de elaboración muy cuidadosos y el rescate de levaduras autóctonas, logramos hacer una vinificación maravillosa de Pinea ese año”.
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Pinea 2014, un vino equilibrado y rico en matices
“Son cepas viejas las que constituyen este vino. El aporte tánico en la estructura de estos vinos proviene también de la fruta, no solamente de las composiciones de madera para su crianza. Ya en sí, desde la fruta, refleja esa capacidad tánica de expresión. Este vino tiene 30 meses en barrica de roble francés nuevas. Trabajamos mucho en la parte de barricas. Las tonelerías ofrecen sus mejores toneles, tuve que llegar a convencerlos que me vendieran los mejores”, platica Vicente. “También quería cuidar mucho la coloración del vino. Siento que la Ribera del Duero, tiene una expresión muy rica en colores. Lo que ves en el corazón de la copa son colores muy profundos, pero los ribetes siempre se mantienen violáceos, porque la uva Tempranillo y la piel tan gruesa te da esos tonos que enamoran desde la vista”.
Así es, este vino, desde que lo vas sirviendo en la copa, te va seduciendo justamente con la intensidad en el centro y esta parte tan juvenil que tiene alrededor.
“Sí, es una expresión especial de la Tempranillo. En nariz, la madera está presente en todas las partes de la expresión olfativa, cuidando que la madera no sea protagonista. Quisimos que acompañara el proceso de envejecimiento, que nos diera un proceso de crianza, pero que no robara los sabores y aromas básicos del vino”.
La nariz es muy equilibrada, están pronunciados los aromas de frambuesa madura, una compota de frambuesa, las cerezas. Todo esto muy bien balanceado con la parte de la barrica.
“Me encanta como lo describes, es exactamente así. Con notas de tabaco y chocolate que los vas a sentir en el primer sorbo. Que, además, tiene una frescura de regaliz, de madera fresca”.
Hay un aroma como cuero, lavanda. Unas notas que le dan una personalidad única.
“Buscamos estos aromas a cuero, y dulces de vainilla y tostados caramelizados de la barrica que te ayudan a percibir mejor la dulzura del Tempranillo. ¿No te recuerda a estos tostados de las tartas caseras, que tiene una capa crocante de azúcar? Como este quemado de caramelo, que en el primer sorbo sientes que puedes romper. Buscamos esa primera sensación en boca, ese primer sorbo, ese crème brûlée, esos sabores caramelizados. Llevados al cuero, la vainilla y el café, pero siempre regresando a lo dulce y amable de la fruta. Eso es algo que trabajamos muchísimo; en lograr esa redondez y equilibrio en nuestros vinos”.
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Pinea en apoyo a los restaurantes mexicanos
Antes de concluir la plática, Vicente nos comparte una campaña muy especial con los vinos de Bodegas Pinea. “Es tiempo de ayudar, de estar cerca de nuestra gente. de ahí que lanzamos una promoción en donde el cliente puyede adquirir una botella con 33% de descuento. El otro 33% se donará a la industria restaurantera de México, y el restante 33% es para nosotros. Hemos tenido mucho éxito, casi se termina el vino, pero lo mejor es que tenemos la capacidad de ayudar.
Disfruta la entrevista completa de “Copa de por medio” con Deby Beard y Vicente Pliego en el video que acompaña esta nota. ¡Es una charla deliciosa! Y visita la tienda online en México de Bodegas Pinea, para sumarte a esta campaña solidaria y, por supuesto, adquirir alguna botella de este sensacional y siempre cuidado vino de Ribera del Duero, que enamora a los apasionados del vino más exigentes.
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