La palabra Origo significa “Comienzo” y deriva en la palabra “Origen”. Estos vinos nacen en viñedos mexicanos y están inspirados en los elementos de la naturaleza. Varias etiquetas se han logrado posicionar entre los mejores con medallas de oro en diversos concursos internacionales.
El restaurante Garum, del chef Vicente Torres, está casi listo para abrir sus puertas a la “nueva normalidad” después del Covid19 y nos abrió sus puertas para hacer esta cata en “petit comité” con Deby Beard, quien también es amante de la gastronomía, los vinos y el buen vivir.
A lo largo de esta experiencia nos sumergimos con Deby Beard en un vaivén de sabores y aromas a través de un viaje sensorial en cuatro etiquetas de Origo servidas en copas Riedel al tiempo que compartíamos una interesante charla sobre los vinos.
El primero en llegar a nuestra mesa fue Rosea, un vino rosado de 2018 hecho con uva Grenache elaborado en el Valle de Ojos Negros.
Este vino está lleno de frescura, es enérgico, pero al mismo tiempo delicado y elegante, con un carácter relajado como la espuma del mar.
A la vista tiene un color rosa salmón pálido, con destellos cobre. Densidad media, lagrimas cerradas.
En nariz se perciben notas de durazno, pétalos de rosa y arcilla blanca.
En boca se trata de un vino fresco, con buena acidez y un retrogusto largo y una retronasal con recuerdos florales.
Se sugiere maridarlo con salmón, langosta, atún con salsa teriyaki. Nariz fina e intensa. Puede guardarse por 2 o 3 años sin sufrir alteraciones.
El segundo vino que probamos fue Aeris, un tinto elaborado en Aguascalientes inspirado en el elemento aire hecho con un ensamble de uvas Malbec, Shiraz y Tempranillo de añada 2016.
Como el viento, este vino se muestra pleno y versátil, pues es de rápida evolución, ideal para beberse solo en buena compañía mientras disfrutamos los tiempos iniciales de la comida.
Es un vino de color púrpura con ribete violacio. Presenta una buena densidad con lágrimas medianamente cerradas.
En nariz es un vino frutal en el que se perciben bayas rojas y frutos del bosque.
En boca se trata de un vino con excelente acidez, alcohol y frutalidad bien fusionados, con taninos marcados y fácil de tomar.
Es ideal para maridar con un rissoto con arándanos y pollo al grill, burratas con brotes, pizzas o bien, con una salsa manchamantes, ideal para disfrutar con una plática casual.
El tercer vino que degustamos fue Ignis, inspirado en el fuego con el que se trabaja el tostado de las barricas de roble francés de primer uso, las cuales hacen brillar los taninos de esta etiqueta convirtiéndola en elegante.
Este vino tinto tiene un añejamiento de 12 meses y está hecho con uvas Nebbiolo de la añada 2017. Es elaborado en la región del Valle de Ojos Negros.
Es un vino que vale la pena ser oxigenado o trasvasado para disfrutarlo con calma y tiempo, acompañado de una larga plática como la que tuvimos con Deby Beard.
A la vista tiene un color púrpura profundo con ribete rojo carmín. Es de buena densidad con lagrimeo medio a alto.
En nariz es de intensidad media a alta con carácter especiado. En él se perciben aromas a café, pimienta y eneldo.
En boca es un vino de cuerpo voluptoso, taninos rugosos y de larga persistencia. En el retrogusto se acentúan sus notas de bayas negras y eneldo.
Es perfecto para acompañar carnes, mole almendrado, tacos dorados de res o cabrito asado. También tiene una capacidad larga de guarda de 3 a 5 años.
El último vino tinto es la estrella de la casa: Terra, que representa la tierra y el suelo arenoso de los viñedos del Valle de Guadalupe que estresan la cepa y producen frutos que expresan una alta concentración de sabores y aromas en el vino.
Este vino tiene 24 meses de añejamiento en barricas de roble francés y es un ensamble de uvas Nebbiolo, Sangiovese y Brunello de añada 2015.
Es un vino poderoso, estructurado, elegante y equilibrado. Requiere tiempo para conocerlo y tomarlo, se sugiere oxigenarlo.
Es complejo e ideal para compartir una comida o cena y una plática profunda.
A la vista tiene un color rojo rubí con destellos teja y densidad alta con lágrimas estrechas.
Es un vino amplio con una buena intensidad olfativa, se perciben aromas de hojas de tabaco y cuero así como clavo, humo, resina y tierra orgánica.
En boca goza de buena acidez, es seco, con taninos aterciopelados y larga persistencia. Tiene un retrogusto largo y persistente en el cual se reafirma su firme carácter complejo.
Tiene una capacidad de guarda larga de 7 a 15 años.
Es ideal para maridar con carne de buen marmoleo, pork belly, costilla de cerdo kurobuta confitada.
