Conoce cómo nació la primera red de productores orgánicos mexicanos que busca regresar a los alimentos del campo y a la tierra.
La forma de alimentarnos a lo largo del tiempo ha cambiado, la industrialización de apoderó del mercado, pero aún existe la propuesta sustentable en los alimentos, que busca regresar al campo, a la tierra; conoce cómo nació la primera red de productores orgánicos mexicanos.
Por Pamela Trejo.
Desde la llegada de la industrialización, la alimentación alrededor del mundo se modificó sustancialmente, los alimentos pasaron de crearse en temporalidades, respetando sus ciclos, a sembrarse de forma masiva para vender en proporciones mayores.
Tenemos en cuenta que, debido a la gran demanda que existe de alimentos, sería tajante pensar que no dependemos de la industria alimentaria.
Sin embargo, también es nuestra obligación, pensar en formas sustentables, para vivir en armonía con la naturaleza, ayudar al ecosistema a regenerarse y a seguir conectando con los tiempos y las formas perfectas que crea la tierra, el campo.
Es con esta premisa, “Aires de Campo” y su fundadora Guadalupe Latapí, en el año 2001, decide crear una empresa en dónde el motor principal sea regresar a los productos sustentables y orgánicos.
Así también, para conocer a los productores que trabajan las tierras y mejorar tanto su trabajo como la alimentación de los futuros consumidores.
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Con el paso de los años, la red de productores va creciendo y es hasta 2004 que se convoca a la primera red de productores orgánicos mexicanos.
En el año 2006 logran conformar un catálogo con 20 productos orgánicos que se posicionaron en las tiendas de autoservicio.
Este caminar entre el campo y la ciudad es el que posteriormente logra que los productores y la propuesta sustentable, obtenga reconocimientos.
Esta marca ha recibido premios como a la Iniciativa México Empresa Social y Empresa Impacto Social, entre otros.
Los productores son los que mueven realmente el campo y el ámbito alimentario, respetando tanto a los animales, las plantas y como las estaciones del año.
Es en este conjunto de esfuerzo que logran sacar productos como: avena orgánica, amarantos mexiquenses, frijol vaquita, frijol acoyote, maíz palomero.
También aceite de coco, mermeladas, tabletas de chocolate, leche entera, huevo orgánico, carne, caldo de pollo orgánico y nuggets de pollo orgánicos.
Así como miel extraída del volcán Popocatépetl, jamaica de La Huacana en Michoacán y el arroz de Morelos.
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Toda esta propuesta sustentable de productos orgánicos también trae consigo historias de vida detrás de los alimentos.
Muchos de los productores orgánicos han realizado un esfuerzo enorme para ir contra corriente del mundo actual de consumo.
Aprendieron la labor del campo desde muy pequeños y creen fielmente que la mejor alimentación es aquella que está en constante comunicación con el campo.
Otra de las partes importantes de consumir estos alimentos, es aprender también nuevos platillos que traen consigo ingredientes que en nuestra cotidianeidad no utilizamos, como un sope con acoyotes o frijoles vaquita.
También puedes combinarlos con otras cocinas como un quiche de espinacas orgánicas, o preparar un sinfín de platillos que ayudan a otros, a nosotros y a la tierra.