Si eres de los que aún no se anima a probar el mezcal, los expertos nos compartieron una guía para que tu encuentro con éste destilado sea inolvidable.
“Para todo mal, mezcal y para todo bien, también”, es el mantra favorito de los conocedores del mezcal pero si eres de los que aún no se anima a probarlo, los expertos de Zignum nos compartieron una guía básica para que tu primer encuentro con éste destilado del agave sea incomparable.
Para probarlo por primera vez es recomendable hacer uso de la copa riedel o vaso veladora, ya que los aromas serán expuestos para que nuestros sentidos empiecen a familiarizarse con las notas que pueden variar entre acarameladas y dulces.
La mejor forma de degustar el mezcal es a “besos” y no a tragos, para tomarle cariño. Lleva el vaso hasta tus labios y sorbe un poquito. Elegir un mezcal premium, suave y fácil de tomar podría facilitar tu experiencia inicial.
Te sorprenderás, ya que el primer beso no detecta aromas, solo es para pasarlo por la boca (como buche) e ingerir; de esta manera las papilas gustativas se activarán para comenzar a distinguir los sabores.
Por ahí del tercer traguito, empezarás a percibir las distintas notas; será una situación especial, así que recuerda -una vez más- que todo es a besos, da un sorbo y exhala con la boca cerrada, mantenlo por unos segundos e identifica el mundo de sensaciones en tu paladar, verás que cada besito será un nuevo descubrimiento.
La mejor manera de acompañarlo es con una rodaja de naranja y sal de gusano, aunque algunos mixólogos consideran que otra opción para probar dicha bebida por primera vez, es maridando con ingredientes dulces, como chocolate amargo, dulce de leche o ate ya que complementará a la perfección la degustación.
Probar mezcal por primera vez es algo que difícilmente podrás olvidar y si le tomas cariño, verás que no existen reglas absolutas para disfrutarlo.