En la actualidad cada vez es más común la medicina holística enfocada a la salud integral del individuo (cuerpo, mente y espíritu…)
Si bien el diccionario de la Real Academia Española señala que un auténtico spa se compone por turbas (“combustible fósil formado de residuos vegetales acumulados en sitios pantanosos”), hay datos que señalan que los indígenas mesoamericanos los usaban desde tiempos inmemoriales.
Fue en las primeras décadas del siglo XX cuando la balneología empezó a tener nuevos adeptos bajo el concepto spa (salut per aqua). A partir de 1950, cuando los hermanos Jacuzzi (de origen estadounidense) crearon el primer sistema de hidromasaje combinando la aplicación de aire, agua y temperatura, muchos balnearios y hoteles empezaron a ofrecer este servicio.
Por ello, la balneología en nuestro país puede llegar a ser imprecisa si el viajero confunde una clínica de belleza con un auténtico Spa, por ello han surgido un sinnúmero de organizaciones que detectan a los que sí cumplen con estas características, esto a fin de determinar la calidad de éstos con relación al ser humano mediante la geomedicina, ciencia que estudia los factores positivos y negativos de algunos ambientes y sus efectos geogénicos (factores geológicos) y antropogénicos (creados por el hombre).
Por eso en la actualidad es común que con el advenimiento a Occidente de la medicina holística enfocada a la salud integral del individuo (cuerpo, mente y espíritu), varias instalaciones hoteleras introdujeron en sus servicios el empleo de diversas técnicas de hidroterapia (sauna, baño turco, temascal, ducha escocesa), fangoterapia, masajes varios (reiki, shiatsu, reductivos), sesiones de aerobics, yoga, tai-chi y gimnasia, además de conferencias, técnicas de meditación y platillos específicos.