Una crisis tiene como característica principal el provenir de una situación que se sale de la normalidad y que afecta directamente algún aspecto/área/proceso en la organización. Las crisis internas se desarrollan dentro de la organización. Las externas suelen relacionarse con el entorno laboral, social, político y económico: atípicamente su origen es de tipo natural, como el caso de COVID-19, que llegó sin avisarnos.
Aunque con probabilidad algunas compañías monitorearon de manera continua la evolución de la pandemia, el comportamiento de los mercados y el contexto de sus organizaciones, para la gran mayoría el fenómeno les tomó por sorpresa. En ese sentido, una crisis permanece latente hasta que genera un conflicto. El reto no es sólo estar preparado y garantizar una respuesta ágil y efectiva, sino saber cuándo puede pasar y tener capacidad para gestionar y minimizar su impacto.
En el manejo de una crisis el resultado se reflejará directamente en el proceso de recuperación de la organización, es decir, se comprobará la capacidad para anticipar los posibles escenarios que se avecinan y la efectividad de las acciones para mitigarlos.
¿Cómo prepararse para salir de la crisis por COVID-19?
Éstas son las acciones que los centros de trabajo pueden emprender con el fin de prepararse para la reapertura de actividades:
1.- Establece el plan de continuidad del negocio, con acciones de respuesta inmediata y de recuperación rápida.
2.- Identifica los componentes clave requeridos para continuar las operaciones: colaboradores, áreas de trabajo, respaldos de información, recursos críticos.
3.- Asegura la continuidad de las operaciones en toda la cadena de valor que afecta a otras empresas.
4.- Crea procedimientos estrictamente definidos para retomar las operaciones paulatinamente.
5.- Aprovecha para fortalecer las oportunidades de desarrollo en sus líderes con servicios online de formación o consultoría.
6.- Retroalimenta a todos los colaboradores acerca de los planes y protocolos de reinicio de operación.
7.- Define los indicadores clave de sus áreas débiles para un estrecho seguimiento que evite la reactivación de la crisis.
8.- Refuerza y consolida las áreas y herramientas que durante la crisis resultaron útiles y de apoyo fundamental.
9.- Actúa bajo resiliencia para reestructurar los recursos en función de las nuevas circunstancias y necesidades.
10.- Atiende al fortalecimiento de la confianza mediante la comunicación, los valores y el cuidado del colaborador.
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Cuatro lecciones para el liderazgo en tiempos de crisis
De las experiencias en el manejo de crisis se desprenden algunas lecciones importantes para los líderes de las organizaciones:
1.- Protocolos. Es trascendental integrar el manejo de protocolos ante las posibles crisis, y será responsabilidad de líderes y colaboradores estar capacitados para afrontarlas.
2.- Evaluación. Es necesario que los líderes sean capaces de capitalizar el aprendizaje que dejará este reto e identifiquen los beneficios que pueden traer para la organización, de qué manera les ha fortalecido y cómo se prepararán para el futuro.
3.- Compromiso. Recordar la responsabilidad que tienen con sus colaboradores, en especial cuando se implican riesgos para la salud y es imperante proteger a las personas.
4. Identidad. Apreciar el valor de la confianza en la cultura de la organización como un “paraguas” que protegerá el compromiso y la productividad de los colaboradores por su trabajo, al momento de volver “el día después de”.
*La autora es Coordinadora de Innovación y Contenidos en Great Place to Work® México. Información tomada de Universo Capital Humano.
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