La sfogliatella es parte del importante legado del pan dulce italiano. Te contamos sobre su historia, técnica y evolución a lo largo de los años.
La gastronomía italiana es conocida en todo el mundo por su diversidad y exquisitez. Entre sus innumerables tesoros culinarios destaca la sfogliatella, un pan dulce cuya peculiar forma de cola de langosta y su delicada textura han conquistado paladares durante siglos. En esta nota, te contamos sobre la historia, preparación y evolución de esta joya de la pastelería napolitana.
Por: Desiree Perea
La sfogliatella tiene sus raíces en la región de Campania, Italia, específicamente en un monasterio del siglo 17. Según los relatos, fue una monja quien inventó este pan dulce con el objetivo de no desperdiciar la masa de sémola que había preparado para otra receta. Así, mezcló la masa con ricotta, azúcar y frutas secas, creando un postre que eventualmente sería perfeccionado por los pasteleros de Nápoles.
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De hecho, fue en 1818 cuando Pasquale Pintauro, un conocido pastelero napolitano, popularizó la sfogliatella tal como la conocemos hoy. Pintauro adaptó la receta original del monasterio, dándole la característica forma en capas que recuerda a la cola de una langosta. Logró crear una pieza delicada y con una textura crujiente que hoy por hoy, esta característica fundamental para identificar este pan dulce.
La sfogliatella es más que un simple postre; es un símbolo de la tradición y creatividad italianas. En Nápoles, este dulce se asocia con reuniones familiares, festividades y desayunos acompañados de un buen espresso. La masa se prepara desde cero y es clave para lograr el resultado esperado: delicado pero crujiente.
Es necesario estirar hasta lograr una hoja larga que pueda doblarse en forma de cilindro. Mientras más largo, será posible obtener mayor número de laminas. Posteriormente se cortan discos grueso para después rellenar y darle forma. Todo se hace completamente a mano. Solo así, la esencia de la sfogliatella se ha mantenido intacta a lo largo del tiempo.
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La panadería italiana es uno de los grandes tesoros culinarios que se mantienen vigentes en la cocina contemporánea. En cuanto a la sfogliatella, vale la pena mencionar que existen varias versiones de este icónico postre:
Esta es la versión más tradicional. Se elabora con una masa similar al hojaldre, que se estira y enrolla para formar finas capas. Su textura crujiente contrasta deliciosamente con el relleno de ricotta, sémola y esencia de naranja
A diferencia de la riccia, la frolla utiliza una masa similar a la de una galleta. Es por ello que suele ser menos crujiente una vez que se hornea. Este estilo de pan dulce es más fácil de preparar y tiene un sabor más suave.
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Esta versión nació fuera de Italia, específicamente en Estados Unidos. Esta versión es una variación más grande de la riccia y a menudo se rellena con crema pastelera o nata montada. Al final, se espolvorea con un poco de azúcar glass para lograr un nivel de dulzor ligeramente alto.
En la actualidad, los chefs han experimentado con rellenos innovadores como crema de pistache, chocolate y limoncello. Estas versiones modernas mantienen la esencia del postre mientras añaden un toque contemporáneo. De esta forma, la sfogliatella es un testimonio del ingenio culinario italiano, combinando tradición, técnica y sabor en cada bocado.