Conoce a detalle a la legendaria salsa gravy que, en este punto del año, se convierte en un elemento crucial en las cenas de temporada.
Encontrarse con esta salsa en la actualidad es particularmente común. Algunos restaurantes de comida rápida la han adoptado para darle sabor a distintos platillos. Pero en este momento del año, también se convierte en uno de los acompañantes predilectos para el pavo o la carne de cerdo; si, hablamos de la salsa gravy. A simple vista, puede parecer simple, pero es todo lo contrario.
Detrás del color dorado y brillante de la salsa gravy, se esconde un gran nivel de complejidad que no puede tomarse a la ligera. En esta nota, te contamos sobre el origen, preparación y usos de una salsa concentrada donde el sabor umami marca la diferencia.
Por: Desiree Perea
Antes de adentrarnos en su historia, vale la pena definir qué ha llevado a la salsa gravy a ganarse un lugar especial en la cocina internacional. Consiste en una salsa espesa elaborada a partir de los jugos que liberan las carnes al cocinarse. A este liquido, se le agrega un agente espesante (fécula de maíz) para darle paso a una pasta llena de sabor.
Para hacerla rendir, se adiciona caldo, vino o leche, dependiendo del estilo. El sabor, color y textura de una buena salsa gravy se logra a través de una ejecución perfecta de técnica. La palabra gravy es una interpretación inglesa del término francés gravé. En la cocina francesa, dicho termino se utiliza para definir a los jugos de la carne cocida.
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Bastaron pocos años para que la salsa gravy se convirtiera en lo que conocemos hoy. Gracias a la cocina inglesa, esta preparación se compartió con el resto del mundo; de hecho, hasta la fecha se mantiene como un elemento crucial en los tradicionales asados dominicales. De ahí, la receta emprendió un largo viaje hasta Estados Unidos donde fue aceptaba al instante.
La versión original de la salsa gravy se mantuvo intacta hasta que llegó al sur del país. Aquí, se preparar una base concentrada, pero aquí predomina el uso de crema ácida para darle un color claro. La gravy blanca cubre usualmente pollo frito, puré de papa y bisquets.
La versatilidad que presume la salsa gravy le ha permitido sumar punto a nivel internacional. De hecho, las notas saladas que predominan en su perfil gustativo, no le impide mezclarse con ingredientes dulces. Usualmente, se aprovecha para bañar el pavo horneado, sobretodo para las partes magras: piernas o pechuga; también funciona en cortes de res o pollo.
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Aunque la salsa gravy se asocia principalmente con el puré de papa, también puede acompañar otros vegetales. Es una gran forma de añadir mayor profundidad a una guarnición de verduras al vapor. La intensidad en cuanto a sabor no tiene por qué representar un peligro para el resto de los ingredientes; al contrario, en muchas ocasiones permite equilibrar o salvar el sazón final de un plato.
La reputación de la salsa gravy se ha desarrollado a lo largo de varios años, así que no hay por que percibirla como una preparación simple. Detrás de ella, la técnica y la atención al detalle permite servir la mejor versión. Pocas salsas permiten aprovechar cada gota de sabor y gracias a ello, se pueden transformar alimentos cotidianos en algo totalmente exquisito y profundo.