Descubre la elegancia y el sabor del pastel Ópera, un clásico de la repostería francesa. Su elaboración lo convierte en una receta que no todos dominan.
Podemos agradecer a la repostería francesa un sinfín de creaciones dulces. El dominio perfecto de ingredientes, técnicas y herramientas, coloca a Francia como uno de los grandes exponentes de la cocina dulce. Dentro de su amplio catálogo, el pastel Ópera es una verdadera joya reconocida por su sofisticación y sabor. A simple vista, puede parecer un pastel sencillo, pero los detalles en su interior, hacen toda la diferencia. A continuación, te contamos sobre la anatomía y las claves que han sumado al éxito internacional del pastel Ópera.
Por: Desiree Perea
Es casi imposible resistirse al universo de pastelería a nivel mundial. Las aportaciones de cada país, son consideradas joyas comestibles. En el caso del pastel Ópera, desde su preparación hasta el montaje requieren de habilidades de repostería avanzadas. Un buen pastel de estos, se reconoce al instante por su presentación y aroma.
La version original del pastel Ópera solo admite al chocolate y el café, como sabores estelares. El primer elemento se encarga de darle el color por completo al pastel, ya que se encuentra en el bizcocho y la cobertura. Mientras que el café, permite mantener una pieza húmeda. La combinación ambos, crea un equilibrio perfecto entre notas ligeramente amargas y dulces.
Aunque esta dúo es protagonista en el pastel Ópera, no son los únicos elementos que conforman a esta receta histórica. Una buena versión es una mezcla de suavidad, cremosidad y un ligeramente crujiente.
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Este elemento va el primer lugar pues no sería pastel Ópera sin este tipo de bizcocho. Si se elige únicamente una base de pastel de chocolate, entonces no puede nombrarse como tal. En la mezcla se incorporan almendras, cambiando por completo el sabor. Debe ser un bizcocho húmedo y flexible ya que requiere cortarse en capas delgadas.
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Finalmente, pero no menos importante, la crema de mantequilla también es uno de los pilares dentro del pastel Ópera. Centrándonos en la textura, es el elemento perfecto para aportar ligereza y cremosidad. Debe mantener un nivel justo de dulzor para no volver empalagoso el pastel y opacar al resto de los sabores.
Esta brillante salsa dulce también es creación de los franceses, y no podía quedarse fuera de uno de sus pasteles estrella. Su origen fue totalmente accidental, pero realmente atinado. Su elaboración es simple: crema de leche caliente mezclada con chocolate en barra. Se encarga de mantener las capas unidas, y al final, permite presentar un acabado uniforme y ligeramente brillante.
A la vista, el pastel Ópera no busca llamar la atención. La simplicidad de su apariencia contrasta con la complejidad de su preparación, todo con el objetivo de servir un postre profundo. Así, esta creación es un claro ejemplo de la limpieza en técnica, sabor y presentación. Gracias a ello, la receta se mantiene vigente dentro y fuera de Francia.