La cena de Navidad o Año Nuevo no tiene qué arruinarse por la pesadez estomacal que viene después. Estos consejos te ayudarán a celebrar sin sufrir.
Oficialmente llegamos a las dos fechas más esperadas del año. En diciembre tienen lugar dos cenas importantes donde la comida juega un papel fundamental. Para este momento, el menú que se ofrece suele ser abundante y se vale repetir. Se constituye de más de 4 platillos dependiendo del número de invitados; se elige 1 o 2 platos principales y una amplia oferta de guarniciones para acompañar. Sin embargo, al tener ante nosotros un festín tan vasto, la pesadez estomacal es un efecto casi seguro.
La buena noticia es que puedes evitarla o bien, reducir sus efectos de manera importante. Esto no quiere decir que tengas que sacrificar la experiencia gastronómica que se vive una vez al año. A continuación, te contamos sobre cómo puedes preparar a tu cuerpo para que únicamente tengas que preocuparte por disfrutar.
Por: Desiree Perea
Las estrategias para evitar la pesadez estomacal no tienen que tener lugar una vez que te sientes mal. Es importante preparar al estómago para no sorprenderlo con una bomba de comida. Por nada del mundo pienses en saltarte comidas para guardar espacio para la cena; esto favorece el consumo acelerado y en grandes cantidades.
En el desayuno y la comida previos a la cena, elige un menú ligero donde predomine la fibra y la proteína. También es importante mantener al cuerpo hidratado, esto es crucial para formar jugos gástricos que posteriormente, se encargaran de descomponer los alimentos.
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Una vez que la cena está lista, elegir qué elementos conformaran el plato se convierte en una decisión realmente difícil. El secreto aquí está en las porciones; si tomas una pequeña porción, puedes probar un poco de todo. Asimismo, es importante tomar en cuenta el orden de consumo de los alimentos: primero la fibra, después la proteína y al final los carbohidratos y azúcares.
No llegar con hambre excesiva es también un punto importante. Gracias a esto, podrás consumir los alimentos lentamente; lo ideal es comer despacio y hacer pausas ocasionales. ¿La razón? Simple, el cerebro tarda entre 15 y 20 minutos en asimilar y registrar que el estómago está lleno.
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El efecto conocido popularmente como el ‘mal del puerco’ es uno de los mayores miedo después de la cena de Navidad o Año Nuevo. Una vez que acabaste con todos los elementos de tu plato, muchas personas eligen un espacio en sillón para sentarse y no volver a moverse hasta que sea momento de partir. Esto es un error por completo, pues facilitas que los ácidos gástricos suban por el esófago.
Una simple caminata de 15 minutos es la solución. Si, así de fácil es enfrentar la pesadez estomacal, sentirse culpable no arreglará nada. También es recomendable disfrutar de una infusión caliente para ayudar a la digestión; de hecho, existen ingredientes específicos para este efecto: menta, manzanilla, canela o jengibre.
Después de una exquisita y abundante cena decembrina, la pesadez estomacal no tiene por qué ser un invitado más. Evitar esta sensación incomoda es posible y no implica mayor complicación; esto no tiene por qué representar un gran sacrificio, la clave está en la consciencia. Aplica estos pequeños pero efectivos cambios para así, disfrutar de un festín de temporada sin sufrimiento.
