Las papas hashbrown son un complemento muy apreciado en los desayunos de EE.UU. y en México es común encontrarlas en los buffets de desayuno de los hoteles.
Las papas hashbrown se han convertido en un desayuno clásico en muchos países, especialmente en los Estados Unidos. Su sabor crujiente y su textura dorada han conquistado los paladares de miles de personas. Pero, ¿alguna vez te has preguntado sobre el origen de este delicioso platillo o cómo puedes prepararlo en casa con la receta perfecta? En este artículo, exploraremos la historia detrás de las papas hashbrown y te ofreceremos una guía paso a paso para hacerlas tú mismo.
El hashbrown, tiene sus raíces en la gastronomía americana y comenzó a aparecer en los menús de los restaurantes estadounidenses a principios del siglo XX. El término “hash” se refiere a un plato de carne picada y papas, mientras que “brown” alude al color dorado que adquiere al cocinarse. Esta combinación dio lugar al hashbrown, que esencialmente son papas ralladas y fritas hasta obtener una textura crujiente. En el Reino Unido, los “hash” tradicionalmente incluyen carne picada y papas, inspirando su versión moderna.
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Para preparar papas hashbrown en casa, necesitarás papas Russet o Idaho, ideales por su alto contenido de almidón que ayuda a lograr una textura crujiente. El aceite vegetal o de canola es perfecto para freír, ya que tiene un alto punto de humo. Sal para sazonar al gusto y opcionalmente pimienta, para añadir un toque de sabor. Puedes agregar otros ingredientes para darle un giro a tus hashbrowns, como cebolla picada que aporta un sabor adicional y ajo en polvo para un toque extra de sabor.
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Para prepararlas, hay que pelar las papas y rallarlas usando un rallador grueso, pero si prefieres un hashbrown más fino, usa un rallador más fino. Colócalas en un tazón con agua fría y remójalas durante 30 minutos para eliminar el exceso de almidón y que las papas queden más crujientes. Escurre las papas con un colador y presiona con una cuchara o un paño limpio para eliminar el exceso de agua. Asegúrate de que las papas estén bien secas antes de freírlas, la humedad puede hacer que el aceite salpique y afecte su textura.
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En una sartén grande, calienta suficiente aceite a fuego medio-alto, sabrás si el aceite está listo colocando algunas papas en el aceite; si burbujea, está listo. Coloca las papas ralladas en el aceite caliente en una capa uniforme y cocínalas durante unos 4-5 minutos por cada lado, hasta que estén doradas y crujientes. Usa papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y añade sal y pimienta al gusto mientras las papas están aún calientes. Sirve de inmediato para disfrutar de la textura crujiente junto con huevos y tocino, por ejemplo.