El chili es un platillo bastante reconocido en la parte norte del continente americano con recetas que varían de acorde a la geografía local.
El chili es un platillo originario de América del Norte que ha evolucionado a lo largo de los años, incorporando diversos ingredientes y técnicas de preparación. Tiene sus raíces en las comunidades indígenas de América del Norte, donde las tribus nativas utilizaban ingredientes locales para crear platos picantes y llenadores. A lo largo de los siglos ha ido incorporando influencias de diversas culturas y regiones, mezclando ingredientes y diversificando las recetas.
La llegada de los colonizadores españoles a América del Norte en el siglo XVI introdujo nuevos ingredientes y técnicas de cocina. Los españoles trajeron consigo productos como jitomate, carne de res y diversas especias, que se integraron en las recetas locales, dando origen a variaciones del chili. En las comunidades fronterizas entre México y Estados Unidos, la disponibilidad de carne de res, frijoles y especias creó la base para la versión estadounidense del chili.
Te puede interesar: 5 guisados económicos que puedes preparar con pocos ingredientes
La versión texana del chili es famosa por su simplicidad y robustez, preparada principalmente con carne de res, chiles secos, comino y ajo. La ausencia de frijoles es una característica distintiva de esta variante, que se sirve a menudo con acompañamientos como cebolla picada, queso y aguacate. En el suroeste de Estados Unidos, especialmente en Nuevo México, el chili verde lleva carne de cerdo y chiles verdes, acompañados con tortillas de maíz y queso.
En el noreste de Estados Unidos, en Cincinnati, han desarrollado su propia versión del chili, servido sobre espaguetis y cubierto con queso rallado, cebolla y frijoles. La adición de canela y otras especias da a este plato un sabor distintivo. En la región sureña de Estados Unidos, el chili a menudo incluye frijoles y carne molida, con textura espesa y sabores profundos. Se sirve normalmente sobre arroz o con tortillas de maíz, y se acompaña con ingredientes como crema agria y aguacate.
Te puede interesar desde Cocina Vital: Receta de chili beans
Para preparar el chili necesitamos carne de res, cerdo o pollo que se pueden combinar para obtener un sabor más complejo. Chiles frescos o secos son esenciales para darle el toque picante, de preferencia jalapeño, habanero o chipotle. Los frijoles, ya sean rojos, negros o pintos, añaden textura y sabor y pueden ser cocidos al momento o enlatados. Los jitomates en forma de salsa, puré o en trozos, aportan acidez y jugosidad al platillo. Por último, las especias como comino, ajo, pimiento en polvo y orégano para sazonar.
Te puede interesar desde Dónde Ir: Top 5 destinos culinarios en Estados Unidos
Pica la carne en trozos pequeños y sazónala con sal y pimienta al gusto, luego corta los chiles y los tomates en trozos uniformes. Enjuaga los frijoles si los estás utilizando enlatados y en una olla grande a fuego medio-alto, cocina la carne hasta que se dore por todos lados. Retira el exceso de grasa si es necesario, añade cebolla y ajo picados a la olla y sofríelos hasta que estén dorados y fragantes. Agrega los chiles y continúa cocinando por unos minutos e incorpora los tomates y las especias a la mezcla.
Cocina hasta deshacer los jitomates y la mezcla adquiera un aroma delicioso y añade los frijoles vertiendo caldo o agua suficiente para cubrir los ingredientes. Deja que la mezcla hierva y luego reduce a fuego lento durante una hora, permitiendo que los sabores se mezclen y la carne se ablande. Revuelve ocasionalmente y ajusta la sazón si es necesario y cuando el chili esté listo, sírvelo acompañado con cebolla picada, queso rallado, aguacate o crema agria.