Te dejamos algunas recomendaciones en cuanto a platillos que pueden incluirse dentro de una dieta blanda sin sacrificar el sabor.
La dieta blanda realmente no se categoriza como una restricción alimentaria. Realmente representa una alternativa para cuidar del sistema digestivo. Es un gran aliado que cuenta con diferentes vertientes de acuerdo a los objetivos personales. Ya sea que enfrentes problemas digestivos, estes atravesando un proceso de recuperación o simplemente busques una alimentación suave para consentir a tu estómago, la dieta blanda ofrece opciones nutritivas y deliciosas.
Por: Desiree Perea
En primer lugar esta dieta se enfoca en la preparación de alimentos donde predomine una textura suave. Esta característica se obtiene principalmente gracias al método de cocción que se emplea o bien, por el tamaño de las porciones. Usualmente se recomienda seguir una dieta blanda los días posteriores a una operación. También cuando se presentan enfermedades gastrointestinales, con el objetivo de no forzar al estómago a trabajar.
Una de las características que se toma en cuenta dentro de esta dieta es que todos los alimentos deben ser fáciles de masticar. De esta manera, al llegar al sistema digestivo, el procesamiento en más amable para evitar el trabajo forzoso. De igual manera, es necesario consultar aquellos ingredientes que sean altos en fibra, pues no se recomiendan dentro de este régimen.
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En primer lugar, una de las recomendaciones favoritas en cuanto a platillos para una dieta blanda son aquellos con pocos elementos sólidos. En cuanto al caldo, podemos encontrar las versiones populares como el caldo de carne o de pollo con verduras. Por el lado de las cremas, las alternativas son realmente amplias. Y estas pueden acompañarse con un poco de pan tostado.
Hervir los ingredientes ayuda a obtener un líquido con todos los beneficios. Y la ventaja de este líquido es que una vez que se consume, el proceso de absorción es más rápido. También es una elección popular durante la temporada de frío. De esta manera, las cremas y caldos representan un platillo reconfortante, que nos recuerda a casa.
En cuanto a las opciones de guarniciones, los purés no pueden faltar dentro de la dieta blanda. Si bien el arroz al vapor también es una buena opción, un puré realmente reduce en gran medida la acción de masticar. Además, la lista es amplia en cuanto a las opciones de vegetales. Más allá de la papa, puedes preparar puré de zanahoria, brócoli, coliflor y hasta berenjena.
Además, puedes aportar gran sabor gracias a las hierbas de olor y especias. Recuerda tener cuidado con las cantidades, ya que pueden tener un sabor invasivo. La textura del puré es suave y ligeramente firme. Si buscas cremosidad, puedes añadir un poco de crema ácida o leche.
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Los métodos de cocción son cruciales para obtener recetas adecuadas para una dieta blanda. A partir de la cocción al vapor, es posible cocinar diferentes tipos de carne. Desde pescados, pollo hasta carne de res. Sin embargo, debes considerar el tamaño de las porciones para asegurar una cocción completa, sobre todo cuando se trata de pollo o puerco.
Incluso, con este tipo de cocción se mantienen de mejor manera los jugos internos de las porciones de carne. Se utiliza comúnmente un poco de aluminio para envolver la carne y dejarla al interior de la vaporera. No olvides sazonar de forma tradicional, para aportar al sabor base de la carne.
Otra alternativa fácil de preparar dentro de la dieta blanda son los sandwiches o emparedados. Los mejor es utilizar pan de caja, que es suave y fácil de digerir. En cuanto a los rellenos, realmente no existen un limitante. Puedes preparar versiones con salmón ahumado, jamón o carne asada. Incluso puedes utilizar los restantes del guisado del día anterior para evitar desperdicios en la cocina.
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Por ultimo, la dieta blanda no tiene por qué ser aburrida. Realmente existen un sinfín de preparaciones que se pueden adaptar o catalogar como alimentos suaves. Así ocurre con la pasta que se cocina en agua hirviendo. De esta manera se obtienen las diferentes formas de pasta en una textura suave que es fácil de consumir. Además, permite añadir diferentes ingredientes que pueden ser desde mariscos o pollo hasta salsas cremosas. Este último elemento ayuda a hidratar el plato por completo, a la vez que aporta sabor.