En el corazón fértil de Cuernavaca, donde el clima es una caricia perpetua y la vegetación brota con exuberancia, se alza un vestigio majestuoso del México virreinal: la Hacienda de Cortés. Este lugar, donde late la historia viva en el corazón de Morelos, está envuelto en historia, leyenda y belleza natural, no es solo un hotel, sino una experiencia viva que transporta al visitante a otra época. Reconocido por el programa Tesoros de México, que distingue a los hoteles y restaurantes con un alto valor cultural, histórico y de hospitalidad, este espacio ofrece un encuentro íntimo con la tradición y el lujo mexicano.
Por Deby Beard

Construida en el siglo XVI por órdenes de Hernán Cortés, tras recibir estas tierras como parte de la encomienda de Coyoacán, la hacienda fue originalmente un ingenio azucarero. Hoy, sus antiguos muros de piedra, cubiertos de musgo y abrazados por raíces centenarias, conservan el alma de los siglos, mientras sus jardines, salones y patios emanan una paz profunda, casi monástica.
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Susurros del pasado rodeados de lujo
Cada rincón del hotel cuenta una historia: desde los arcos de cantera hasta los antiguos canales de agua que alimentaban los trapiches. Dormir en una de sus habitaciones es hacerlo entre muros cargados de memoria, donde el lujo moderno convive armoniosamente con la arquitectura colonial. Los detalles artesanales, los textiles bordados a mano y los muebles tallados en madera noble completan una atmósfera que celebra lo mejor del arte y el diseño mexicano.
La Hacienda de Cortés no solo ofrece descanso, sino también deleite: su restaurante es una oda a la cocina morelense, con ingredientes frescos de la región y un toque contemporáneo. Además, su spa, rodeado de árboles y fuentes, ofrece terapias inspiradas en tradiciones prehispánicas y naturales.
Un remanso de lujo en “La Ciudad de la Eterna Primavera”
Cuernavaca, conocida como “La Ciudad de la Eterna Primavera“, es el escenario perfecto para este refugio. A tan solo una hora y media de la Ciudad de México, esta ciudad ha sido por siglos el escape predilecto de artistas, intelectuales y viajeros sensibles a la belleza. Con sus jardines botánicos, museos, callejones floridos y clima templado, Cuernavaca complementa a la perfección la experiencia de hospedarse en la Hacienda de Cortés.

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Visitar este hotel no es simplemente una escapada, es un retorno: al origen de nuestra historia, a la esencia del México profundo y al gozo sereno de habitar el tiempo sin prisas. Porque hay lugares que no se visitan, se viven, y la Hacienda de Cortés es uno de ellos.