Dicen que en gustos se rompen géneros, y en el mundo del vino hay tantas posibilidades, que podríamos experimentar con distintas opciones dependiendo de lo […]
Dicen que en gustos se rompen géneros, y en el mundo del vino hay tantas posibilidades, que podríamos experimentar con distintas opciones dependiendo de lo que deseemos saborear, o bien, acorde a lo que vayamos a comer.
Para acotar un poco este tema, hablemos de los vinos rosados, que son perfectos para la temporada de calor que está comenzando. Cuando seleccionamos alguno, lo primero que salta a la vista, es su color, ¿te ha pasado?
Aunque hay quien llega a tener más agudo este sentido, en promedio se identifican por lo menos cuatro variantes de tonalidades entre los vinos rosados. La más sutil es casi transparente, de apariencia tenue, con reflejos para y dorados; su tonalidad, más que ser rosa es salmón, así como ocurre con Rosea de Vinos Origo. En el paladar destaca su frescura y elegancia, con cierto recuerdo a la Provenza francesa debido al balance que provee. En el olfato, podemos encontrar rosas y piedra caliza, así como un bouquet floral que mantiene su rocío matutino. Para acompañarlo, nada mejor que salmón haciendo honor a su color, langosta y otras proteínas con guarniciones agridulces o gravys del mismo tipo de sabor.
Sigamos observando la intensidad de los vinos rosados: después de el salmón, sigue un tono rosa como tal, aunque no muy intenso. A los vinos rosados como el Zinfandel Blanc de L.A. Cetto nos presenta notas marcadas a durazno con cierta mineralidad, que los pondría a la par de tacos al pastor.
Más adelante, se encuentran colores más acentuados, de un tono rosa intenso y cuerpo medio, como ocurre con el Vino Rosado Jaak de Las Nubes, cuyo color es casi naranja y que aromáticamente hace notar descriptores como melón y fresas con una ligera astringencia en boca. Resulta ideal para ceviches, ostiones y platillos ácidos como enchiladas suizas o chilaquiles verdes.
Finalmente, llegamos a un tono indiscutible, casi rojizo, con una mayor opacidad y sin tantos destellos como el primer color en la lista. Aquí, podríamos mencionar como ejemplo al Grenache de Monte Xanic. En él es bastante notoria la presencia de fresas y frambuesas, grosella, granada y mandarina con un toque de regaliz. Por lo tanto, crea un buen balance con paellas, pizzas, camarones a la diabla e incluso postres como un cheesecake.
Si quieres comenzar a hacer este recorrido de colores y sabores, comienza pidiendo Rosea de Vinos Origo en el sitio web de B-Water, Canasta Rosa, Painani, Cornershop y Rappi, o llamando al 5545987490.