Realizamos un viaje a Mysuru, en India, para aprender yoga, la teoría y la práctica, en un centro profesional. Además de vivir la experiencia de un retiro espiritual, motivo de muchos viajes a India, pudimos conocer esta región, su cultura, costumbres, gastronomía y atractivos turísticos. El curso intensivo de 200 horas con una certificación para ser profesor, se encuentra en Praguna Yoga Shala. Es un centro de yoga a las afueras de Mysuru, en un ambiente rural con una profesora de gran trayectoria.
Texto y fotos por: Tali Akuka y Andre Madera – Ecoturismo Mundo.
Un viaje para aprender yoga a través de las emociones
La mayoría de las personas que conocimos en la experiencia de yoga están en un proceso de transformación. Dejaron sus trabajos o antiguas vidas para asistir a este sitio en busca de un cambio o una respuesta en su existencia. Las asistentes en esta experiencia son mujeres de entre 25 y 35 años, algunas experimentaron otras vivencias. Como una meditación Vipassana de estar en silencio u otras experiencias de búsquedas espirituales en lugares famosos como Rishikesh en India.
Todos se exponen a un desafío físico y emocional de 28 días en donde también conviven en forma colectiva. La profesora Kadambari es una mujer con mucha determinación y templanza para enseñar a través de la teoría y la práctica. Las clases están guiadas por un manual confeccionado por la escuela, que explica en detalle las poses – asanas – enseñanzas filosóficas, teorías y material didáctico. A través de la praxis del yoga se produce una transformación tanto física como emocional.
El fluir de la vida y el manejo de lo que sucede a diario cambia cuando se practican los asanas. Es un cambio tanto interno como externo, que permite un control de la mente y vivir la vida de manera pacífica. El aprendizaje también consiste en conocer la filosofía hindú, sus matras y su música. Así como las enseñanzas de distintos gurús que influenciaron la vida de la profesora y de miles de seguidores en India. La escuela sigue los lineamientos de Swami Shivananda, Swami Satyananda and BKS Iyengar.
La experiencia de aprender yoga
Durante una semana pasamos una experiencia muy intensa. El primer día fue un recibimiento con una introducción que explica el programa de las actividades. También se hizo una presentación del grupo que llega al Ashram – así se denomina en la India a un centro de espiritualidad. Hay diferentes tipos de Ashrams, en este caso está orientado al yoga y se deben seguir reglas de convivencia, así como tareas en común.
La segunda jornada nos despertamos a las 5.30 am con las campanas y a las 6 am comenzó un ritual de meditación diaria. El sitio está a treinta minutos en bus de Mysore en el campo, con la tierra como protagonista, el sonido de la naturaleza, los monos y pavos reales visitan de vez en cuando el lugar. Algunas jornadas de meditación matutina se realizan en una reserva natural en los alrededores, en un sitio con palmeras de cocos y hermosas vistas panorámicas.
Praguna Yoga Shala está alejado de la ciudad, a treinta minutos en bus. Es un ambiente ideal para la práctica y el hecho de estar aislado permite concentrarse en la experiencia de manera comprometida. Durante cada jornada hay cuatro clases prácticas de yoga. La experiencia requiere de disciplina, seguir las reglas, estar en silencio la mayor parte del tiempo y entrar a las clases a horario.
Cuando las luces se apagan a las 21.30 pm hay que respetar el descanso. Otra de las leyes es estar desconectado de los dispositivos digitales. Los orientadores recomiendan escribir en un cuaderno acerca de las emociones, los procesos y los aprendizajes para registrar las vivencias.
Cada semana el grupo tiene un día libre hasta 17.30 pm, se puede salir de la escuela y manejar el tiempo como quieras. En nuestro caso visitamos el Palacio Real de Mysuru, el mercado lleno de colores y sabores, así como un restaurante local. Es una ciudad amigable, y encantadora, muy interesante por sus monumentos, palacios y jardines.
Al regresar a la escuela de yoga vuelves al ambiente de tranquilidad y calma. Por las tardes la clase de práctica es tan intensa como por la mañana. A veces se requiere mucha energía, aprendimos que podemos ejercitarnos con esfuerzo y tratar de seguir las 28 poses de yoga. Aunque algunas nos cuestan más que otras, dar lo mejor y tenerse paciencia es parte de la práctica.
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Un desafío del cuerpo y la mente
Para los primeros que se inician en el yoga puede haber días frustrantes, pero la profesora acompaña a hacer el esfuerzo. Es importante tratar de practicar lo mejor posible, teniendo en cuenta que como estudiante entras a un mundo nuevo. El desafío es personal, lo ideal es fluir y también disfrutar del balance de la energía – Prana denominado en hindú – que hace un equilibrio entre el cuerpo y el alma. Es fundamental hacer los ejercicios a consciencia y despacio trabajar con el cuerpo.
Si hay alguna molestia o limitaciones al aprender yoga, se debe comentarlo con los profesores, que cuidan de ti tanto a nivel físico como emocional. Cecilia llegó desde Argentina para vivir esta vivencia entre otras personas de distintas partes del mundo. Cecilia expresa:
“Es una linda experiencia para ir hacia adentro, tenemos un cronograma de actividades que incluyen cuatro horas diarias de yoga, meditación, karma yoga -actividades de servicio desinteresado – así como técnicas de limpieza del cuerpo, yoga Nidra y clases de anatomía y ayurveda. Día a día se nota como vamos progresando con las posturas. Me gusta el lugar porque es sencillo y accesible para todos.
Así como afirma la joven argentina el valor del curso es menor a otros sitios de yoga, eso hace que puedan venir tanto locales como extranjeros. El servicio incluye alimentación, alojamiento y el curso completo. La profesora llamada con cariño Didi, también enseña sobre el amor incondicional, el fluir y sobre la teoría del yoga.
Es una profesional cercana a los alumnos, el grupo se convierte en una especie de familia temporal y ella tiene el profesionalismo y la experiencia de una trayectoria de una vida al servicio del yoga. Seguimos nuestra intuición y llegamos allí por una recomendación de una alumna que en otro sitio nos dio su primera clase de yoga. Esta experiencia nos inspiró para escribir esta crónica.
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Filosofía de transformación
Es un tesoro encontrar un lugar como Praguna Yoga Shala. Aprendimos tanto del yoga como filosofía y como forma de transformación de la vida. Una de las poses que nos parecieron más fascinantes fue el famoso saludo al sol – Surya Namaskara, que es excelente para la regulación de la presión y para el balance. También hubo ejercicios para descargar el enojo y otros para para conectarnos con un estado que oscila entre el sueño y la vigilia durante el yoga denominado Nitra.
La semana que practicamos yoga nos hizo sentir más conectados con las necesidades de nuestro cuerpo, atentos al presente y en paz con nosotros mismos. Es una experiencia tanto para novatos como para experimentados, pues tener a una profesora y a una asistente para guiarte durante un mes ayuda a estar motivado.
Agradezco a Didi y a Kira por la paciencia y el tiempo para enseñarnos. Es un proceso de aprendizaje y una de las experiencias más inspiradoras y diferentes que tuvimos en India. Praguna Yoga Shala nos regaló esta vivencia para siempre, ahora tenemos que seguir en la transformación para vivir una existencia llena de sentido. Amarse a uno mismo a través de la práctica del yoga es conectarse con la vida de manera consciente. ¿Te atreverías a aprender yoga en un lugar así?
Website: https://pysmysore.com