La Hacienda de Abajo es uno de los hoteles más singulares y lujosos de España. Esta plantación azucarera se encuentra situada en pleno corazón de Tanzacorte.
Por Gustavo Egusquiza.
En la isla de San Miguel de la Palma, la más importante zona agrícola de Canarias, se encuentra el Hotel Hacienda de Abajo. Este lugar es el resultado de la cuidadosa rehabilitación de una antigua hacienda azucarera del siglo XVIII y el primer hotel allí construido, cuya singularidad ha sido reconocida oficialmente a través de su clasificación como primer hotel de Canarias.
En un entorno de exuberante y rica vegetación, una costa que domina un océano de aguas puras e intensamente azules y un clima soleado y cálido con noches profusamente estrelladas, se yergue un conjunto de construcciones que fueron el centro de ricos intercambios comerciales con Flandes, Andalucía y las Indias Occidentales, y que hoy, con sus valiosas colecciones artísticas y espléndido jardín de rarezas botánicas, dan la más entusiasta bienvenida al viajero.
La historia del hotel Hacienda de Abajo
Fue en Tanzacorte donde en 1492 desembarcaron los conquistadores castellanos y establecieron los primeros asentamientos en el Valle de Aridane, ya que allí se hallaban las tierras más fértiles, el río Tanzacorte o de La Caldera, único curso de agua, y una costa que permitía una fácil comunicación con el exterior. Pronto, la caña de azúcar se convirtió en el cultivo principal de la Hacienda de Abajo, que constituye la primera, más antigua, rica y productiva hacienda azucarera de La Palma, tal y como lo pone de manifiesto el profesor Don Jesús Pérez Morera.
Con un importante ingenio construido a finales del siglo XV o primeros años del siglo XVI por Don Juan Fernández de Lugo, sobrino del adelantado y conquistador Don Alonso Fernández de Lugo, tal plantación fue comprada en 1509 por la compañía alemana de los Wesler, banqueros del Emperador Carlos V, quienes en 1513 la vendieron a sus socios alemanes Jácome de Monteverde y su tío Johann Biess por 8.000 florines de oro. Una vez único dueño de esta propiedad, con todas sus tierras y aguas desde el mar hasta La Caldera de Taburiente, finca que también era de su propiedad, Jácome de Monteverde fue el principal propietario de La Palma, gracias a la venta del codiciado azúcar en Amberes, centro internacional de su comercio. Por esta frenética actividad mercantil, La Palma recibió en el siglo XVI un conjunto de esculturas y pinturas flamencas que todavía es hoy el más importante de Canarias.
La hacienda construida por Jácome de Monteverde (último dueño unipersonal de la Hacienda de Abajo) y ampliada por sus herederos era un conjunto urbano residencial industrial con una zona central donde se situaban las casas de los señores, que tenían su entrada principal hacia el naciente y un gran balcón -mirador en sus fachadas traseras hacia poniente con grandes vistas hacia el mar, los cañaverales y el ingenio. En su interior, para su adorno, se hallaban magníficos objetos suntuarios y utilitarios importados de Flandes y de Andalucía merced a unas relaciones comerciales simbolizadas por el viejo ingenio desmantelado en 1840.
Con el transcurso de los años se añadieron otras edificaciones donde residían los miembros de destacadas familias que, por alianza matrimonial o compraventa, habían entrado a formar parte del reducido grupo de propietarios de la Hacienda de Abajo. Entre estas familias destacaba La Casa de Sotomayor Topete, Señores de Liloot, Berendrech y Zuitland en los Estados de Flandes, cuyos miembros , por sus destacadas alianzas matrimoniales y la opulencia de los mayorazgos que detentaban, desempeñaron durante siglos un destacadísimo papel en la vida de La Palma.
Su origen en esta isla se remonta al matrimonio de Ana de Monteverde, nieta de Jácome de Monteverde, con Juan Sotomayor Topete, noble caballero oriundo de Cáceres, cuyo único hijo, Pedro Sotomayor Topete y Monteverde fue gobernador delas armas de La Palma.
Casa de baños, rituales y tratamientos
Azul como el cielo que la cubre y el océano que la contempla, La Casa de Baños recrea el espíritu romántico de una época que cautivó en el siglo XIX al viajero británico decimonónico Charles Edwardes. Sauna, Jacuzzi y exóticos masajes dejarán de este delicioso y cuidado rincón un recuerdo inolvidable y una placentera sensación.
Los jardines
La antigua huerta de la hacienda, rodeada por un muro, se extendía desde detrás de la Casa Principal de Tanzacorte hasta la actual Casa Massieu y en ella, además de hortalizas, se plantaron árboles (higueras, naranjos, limoneros, membrilleros y morales).
Hoy, el jardín del hotel, situado en la antigua huerta de la hacienda, contiene plantas exóticas y rarezas botánicas, así como especies endémicas canarias distribuidas en dos zonas de parterres irregulares, con pérgolas, fuentes, estanque y bancos, además de una piscina a semejanza de los antiguos estanques que, además de ser utilizados para el riego, tenían una clara función ornamental. Como las ruinas que adornaban los jardines europeos se yergue lo que aparenta ser un antiguo ingenio azucarero, tal y como lo pintó en el siglo XVIII Juan Manuel de Silva, pero que, sin embargo, es la moderna sala de máquinas del hotel.
