En la colonia Juárez hay una propuesta culinaria que resalta por su gran concepto. Se trata de Restaurante Sonia, un sitio que busca recuperar lo mejor de la cocina tradicional de los abuelos, para darle un toque contemporáneo y elegante. El lugar es pequeño, pero acogedor. Se podría decir que es una especie de isla gastronómica, en donde uno puede refugiarse del estrés citadino. En cada rincón de este lugar existen elementos que provocan el descanso, los recuerdos y las ganas de redescubrir gastronomías.
Texto por: Eduardo Carrasco
El sello de Restaurante Sonia, platillos complejos en sabor
Restaurante Sonia no cuenta con un menú extenso. La intención de ésta cocina es trabajar con los mejores productos de temporada, por lo que su carta puede sufrir algunas modificaciones a lo largo del tiempo. Ésta versatilidad en los platillos hace que cada visita a este lugar sea un verdadero descubrimiento culinario. Para iniciar el viaje gastronómico es recomendable ordenar el carpaccio de betabel con pistaches, y dejarse envolver por su sabor.
Mientras se espera el arribo del platillo, se puede disfrutar de una limonada con un toque de lavanda para refrescarse. Para paladares más aventureros se recomienda probar el conjunto de cocteles insignia que propone el restaurante. Por ejemplo, se sugiere optar por el coctel Eulalia que lleva tequila, jamaica y violetas. Otro trago imperdible, por su gran sabor y frescura, es Francisca; cuya preparación consiste en la mezcla de vino blanco, cardamomo y maracuyá. También existe una cuidada selección de vinos y cervezas artesanales para maridar cada plato.
La cocina del Restaurante Sonia se encuentra abierta a los ojos de los comensales, y en ocasiones se puede intuir por los movimientos de los cocineros, el estado de preparación en que se encuentran los alimentos. Si usted nota, por ejemplo, que el movimiento es rápido puede estar seguro de que los ingredientes están en una fase de resistencia, en donde es necesario que los chefs se empleen a fondo para conseguir el platillo que les solicitaron, ya que nunca es sencilla la tarea de entregar un plato que provoque los mejores recuerdos en cada persona. Ahora bien, si el comensal observa que el ir y venir de los cocineros es pausado, seguramente el plato se encuentra a escasos segundos de llegar a la mesa.
Cuando los platillos son servidos; el agrado visual es instantáneo. La insistencia del paladar obliga a salir del estupor que ha provocado la presentación estética de los platos, e invita a degustar el primer bocado.
El resultado al probar cualquier plato, ya sean los ravioles de calabaza, el Vitel Toné (platillo típico de la región de Piamonte), el pulpo a la plancha o la alcachofa con sabayón de queso y poro; es siempre el mismo: un viaje de sabores que permite evocar otros lugares.
Quizá no exista mejor forma de coronar esta experiencia gastronómica que con un postre. El camote en tacha es un plato que no debe dejar de probarse por más satisfecho que se sienta el comensal después de haber degustado tan exquisitos alimentos.
El encargado de traducir los recuerdos en gastronomía es el chef Edgar Delgado. Su amplía trayectoria le ha hecho entender que en la cocina existen alimentos y platillos clave que pueden detonar las mejores sensaciones en las personas. La cocina que él propone es sincera, ya que es una búsqueda constante por rescatar las mejores recetas de los abuelos. Actualmente, Restaurante Sonia abre de lunes a domingo. Para más información y reservaciones es necesario consultar sus redes sociales.
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