Cuando pensamos en el paraíso, la imagen que nos viene a mente es de aguas cristalinas y un mar tranquilo que se extiende hacia el horizonte. La humanidad comparte una fascinación infinita por el océano y encontramos en él una belleza y complejidad que permanece inigualable. En nuestro bello México tenemos algunas de las playas más espectaculares del mundo. Aquí algunas recomendaciones de hoteles de lujo para descansar.
Por: Alexis Beard.
Cozumel
Rodeado de vegetación, con cientos de aves coloridas y de cantos que honran a la vida, habitan las inmensurables copas de los árboles, cuyo límite es, por un lado, el apacible esmeralda de sus tibias aguas, y por otro, el infinito azul del cielo, Cozumel es un verdadero paraíso en la tierra.
Ubicado frente al espectacular Parque Marino “Arrecifes de Cozumel”, el segundo sistema arrecifal más grande del mundo, sobre una extensa playa de arena blanca, el espectacular Presidente Intercontinental Cozumel ofrece una tranquilidad única donde la cultura y el entorno se unen para crear una experiencia auténtica.
Rodeado por las aguas del Caribe Mexicano, este hotel de lujo cuenta con instalaciones diseñadas para olvidarse de los contratiempos terrenales, y entregarse por completo a las caricias de los dioses mayas encarnados en el sol, la luna y el viento.
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Punta Nizuc
Punta Nizuc es una de las playas más bonitas del mundo, en un extremo de Cancún, entre el mar Caribe y la laguna Nichupté. Toma su nombre del vocablo maya que significa “nariz de perro”, por la forma característica que tiene.
En este paraíso rodeado de selva, mangles y suave arena se encuentra el oasis llamado Nizuc Resort & Spa. La naturaleza circundante se integra en grácil armonía con el diseño arquitectónico moderno del hotel, en el que los colores tierra y grises están pensados para dejarle todo el protagonismo al verde intenso de la vegetación y los diferentes tonos de azul del mar.
El paraíso terrenal de este lugar nos deleita con su gastronomía, además de su sofisticado lujo, impactantes playas y servicio. En sus seis restaurantes de clase mundial nos esperan experiencias culinarias que transcienden a nuestros sentidos y nos transportan a mundos de placer inexplicables. Un recorrido por estas joyas gastronómicas es un deleite para los paladares más rebuscados, donde en cada instante nos invaden sensaciones de profunda estimulación y hedonismo.
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Ixtapa-Zihuatanejo
El mar, el calor y Cala de Mar son la perfecta combinación para crear romance. Asentado en drásticos riscos sobrevolando el Océano Pacífico, Cala de Mar es un lugar de pausa, donde parecería que el mundo se detiene, dejando las preocupaciones de la vida real suspendidas, esperando a que nosotros decidamos cuando pueden volver a nuestras mentes.
Ubicado en las costas del Océano Pacífico mexicano, en Zihuatanejo, construido sobre un acantilado con magníficas vistas al mar, Cala de Mar esta bendecido por un promedio de 300 días soleados.
Cada una de sus habitaciones cuenta con su terraza y alberca privada, con impactantes vistas al agitado Océano Pacífico mexicano – drásticas rocas esparcidas por su superficie azul, donde ruidosamente rompen olas blancas.
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Playa Maroma, Riviera Maya
Entre el sol, el mar y la fina arena blanca de la Riviera Maya se encuentra el paraíso. Un oasis inmerso en una plantación de cocos de 200 acres, con una playa privilegiada y un mar cuyos colores varían entre azul turquesa y verde esmeralda, Belmond Maroma Resort & Spa es la encarnación terrenal de la fantasía que nos llega a la mente cuando pensamos en el edén.
Este lujoso hotel tiene el compromiso se siempre ofrecernos “hospitalidad hecha a mano” que implica un servicio personalizado y detallista sin igual. Belmond Maroma Resort & Spa nació como la casa de un arquitecto que la cadena internacional convirtió hace trece años en un magnifico resort. Cada detalle ha sido considerado y cada instante planeado. Las sonrisas y la eficiencia del personal marcan la pauta para los hoteles de alta gama.
Desde las amplias terrazas de las magníficas suites del Belmond Maroma vemos las olas acariciar gentilmente, casi con ternura, a la blanca arena de la playa. Este es un lugar donde el tiempo se detiene, suspendido en el caluroso aire del Caribe, estático y en perfecta armonía.