Prestigio, proyección internacional, promoción y otros elementos son los que buscan las bodegas al participar en los concursos globales. Hoy es común oír que una botella ganó medallas en una competencia, que obtuvo algún oro o que proviene de la vinícola más premiada en alguna justa.
Por: Ángel Rivas
Aunque los concursos se han popularizado por brindar estos beneficios a los participantes, en el fondo hay situaciones que un enófilo o un consumidor desconocen. Para estar en la justa obviamente se paga una cuota, la cual está fijada por cada vino participante. Si se gana algún premio, se paga por las etiquetas que irán pegadas en la botella y avalan el triunfo. Desde luego, un gran negocio para quien organiza tales competencias.
También ve: Tips para elegir un vino en un junta de negocios
Los productores envían sus muestras, el concurso las cataloga y los jueces las catan a ciegas. Al mandar dos botellas se asegura que si una sale con defecto se tiene una opción más. Los jueces son seleccionados conforme a su prestigio y sus conocimientos, pero, como en todo, no falta quien no cumple con estos requisitos o no está preparado para evaluar de manera acertada e imparcial.
La totalidad de los concursos hace que el jurado califique los caldos sin saber su origen, elaboración o productor. Sin embargo, hay personas que organizan la degustación y saben qué vinos se están catando. En un concurso en Chile querían que cambiara una calificación para ayudar a un vino que, para mi gusto, no merecía alto puntaje, por ejemplo, algo que no debería suceder.
También ve: Lo que debes saber de los vinos naturales
Al finalizar, se eligen las calificaciones más altas y se otorgan medallas de acuerdo con los puntos que se dieron a los ejemplares; así se selecciona a los ganadores. Lo que resulta un hecho es que en estos concursos generalmente no compiten vinos famosos ni muy reconocidos, tampoco los más caros del mundo. Ésos ya cuentan con un lugar en el vagaje de los expertos y no tienen que probar nada.
Lo anterior no quiere decir que la calidad de la mayoría de los participantes sea mala; se puede hablar de una calidad media y de bodegas que desean hacer ruido con sus productos, lo cual siempre será válido.