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En Chihuahua también se hace vino

En Chihuahua también se hace vino

Por: Gourmet de México 27 Sep 2019

Conoce un poco de la historia del vino chihuahuense, que comenzó con la llegada de órdenes religiosas y actualmente está ganando terrerno en la industria.

Fueron los misioneros jesuítas quienes se encargaron de diseminar el plantío de la vid en el norte de lo que hoy es México. En una misión, la capilla, construida generalmente de adobe, era el centro en torno al cual se acomodaban el resto de las viviendas.

Por: Jazmín Martínez 

Dentro de esta estructura arquitectónica y social la vid jugaba un papel muy importante, pues el vino era imprescindible para completar el rito de consagración durante la misa, así que a los nativos conversos se les educó en el arte de su siembra, conservación y explotación. 

Pero los jesuitas serían expulsados por una ordenanza real expedida en 1767. Tuvieron que abandonar las tierras de ultramar propiedad de la corona. El proyecto de cultivo de la vid en la Nueva España se detuvo hasta que tiempo después lo retomaron los franciscanos, quiene con sus cepas llegaron hasta el territorio que tras siglos se convertiría en el Valle de Napa.

También ve: 10 etiquetas de vino mexicano para presumirle al mundo 

En 1524 Hernán Cortés, en su carácter de gobernador de la Nueva España, decretó plantar mil sarmientos por cada cien indígenas. También se comenzaron a sembrar variedades de vides europeas sobre el pie de las nativas, lo que las volvía más resistentes a plagas como la filoxera.

Por documentos históricos se calcula que el cultivo de vid comenzó a darse en Chihuahua desde mediados de 1500. Sin embargo en 1595, debido a la gran calidad que poseían los vinos que comenzaban a producirse en la Nueva España, la Corona decidió prohibir la plantación de nuevas vides aunque permitió mantener la explotación de las ya existentes. Fue quizá por la lejanía de las misiones del norte con la sede del virreinato que los misioneros no hicieron caso de las restricciones y continuaron con su labor vitivinícola. 

Foto: Marco Silva

En ese entonces la Nueva España era un espacio de conflictos permanentes y la posterior guerra de Independencia evitó que la industria vinícola se desarrollara con estabilidad.

También ve: Cómo catar vino según su color 

A partir de 1810, por órdenes reales, fueron destruidos todos los viñedos del centro de México. Nuevamente la lejanía de las poblaciones del norte permitió proteger la incipiente industria en esa zona. Se cree que la única casa de vino que continuó trabajando ininterrumpidamente hasta la época actual fue la hacienda que hoy constituye Casa Madero, en el poblado de Parras, Coahuila. 

La historia del vino chihuahuense durante los diversos periodos de México se desdibuja por el protagonismo del Valle de Guadalupe, Coahuila e incluso Querétaro. Sin embargo, en las décadas recientes esta región ha construido silenciosamente una aún breve historia de vinos poderosos. Con un linaje agrícola y ganadero, el cultivo de la vid con fines de vinificación se ha adaptado gratamente al paisaje de la región. 

Hoy el estado cuenta con alrededor de 14 casas vinícolas que han tomado por sorpresa las competencias internacionales de vino. Y es que los caldos chihuahuenses se han puesto a trabajar duro tanto en la calidad del cultivo como en la profesionalización del proceso técnico de vinificación.

Foto: Shutterstock

El resultado son vinos espectaculares como “Megacero”, un coupage de merlot, shiraz y cabernet sauvignon que elabora la casa Encinillas. Con una estructura fuerte, notorio en el paladar, elegantísimo; una mezcla premium que vale cada peso que cuesta.

Encinillas es una de las vinícolas más populares y cada año ofrece una vendimia donde 3 mil personas festejan el pisado de la uva. Ubicada en el casco de la hacienda de la cual recibe el nombre, el terreno donde se siembran las vides es de arcilla y grava, característica importante para el éxito de este tipo de cultivos. 

Tu vino favorito podría contener uvas chihuahuenses

Actualmente Chihuahua siembra numerosas hectáreas de vides. El estado aún no cuenta con la capacidad instalada para vinificar toda esa uva, así que la venden a vinícolas de otros estados que la integran en sus caldos. Desafortunadamente no existe una legislación que exija a los productores mexicanos mostrar en la etiqueta de dónde provienen sus uvas, así que es posible que alguno de tus vinos mexicanos favoritos esté parcialmente hecho de uva chihuahuense. 

La ruta del vino en Chihuahua esconde diversas joyas. Pinesque es otra de las vinícolas a las que hay que voltear a ver. Comenzaron a vinificar en 1990 con la inspiración de un inmigrante italiano, aunque su historia comercial inició en 2009.

Tres Ríos, una más de las vinícolas protagonistas y la primera que decidió abrir sus puertas al público. En colaboración con la oficina de turismo del estado, estas vinícolas trabajan sobre la creación de productos que adentren a los viajeros en el poco conocido terreno de los vinos chihuahuenses.

Foto: Marco Silva

Una de las experiencias que han desarrollado es una cata a ciegas en el interior de una gruta en las afueras de la capital de Chihuahua, donde en completa oscuridad y en un espacio subterráneo se prueban tres vinos y se combinan con productos locales como el queso menonita y frutas de la región.

Con varios premios internacionales a cuestas, los vinos de Chihuahua poco a poco se colocan en cartas de restaurantes y bares de todo el país.

Respaldados por una calidad impecable, la distinción de estos vinos en competencias mundiales ha hecho al estado acreedor a ser la sede de la cuarta edición del festival Mexico Selection by Concours Mondial de Bruxelles. Con un futuro brillante, el comensal no puede sino permitirse experimentar la riqueza de los vinos etiquetados como originarios de Chihuahua. 

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