Un recinto construido a base de cantera, baba de nopal y excremento de caballo, en el que se cocinan platillos tradicionales del Valle del Mezquital
En el corazón del Valle del Mezquital, en el municipio de Ixmiquilpan de Juárez, Hidalgo; se encuentra la Casa de las Artesanas Mendoza. Dentro de la comunidad de San Nicolás de Tolentino, se halla este ícono de arquitectura ancestral, que representaría al estado hidalguense en la Bienal de Venecia en 2020.
Por: Daniela Juárez
Al entrar a un terreno encaminado por piedras rojizas, el olor a corral de borregos y al fondo una vista bajo la sombra de un árbol gigante donde seguramente la puesta de sol es digna de quedarse a contemplarla. Alrededor de las cinco de la tarde, entramos al patio principal rodeado de cuatro paredes blancas.
A la derecha, una ventana y una puerta de madera deja entrever una mesa larga, sillas y platos de barro natural. Los aromas a comal comienzan a distinguirse con claridad. Al entrar, colores rojizos y terrosos, la sensación de calor y humedad nos asegura que llegamos al corazón de la casa: la cocina. Con cazuelas de barro colgadas en la pared.
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En una esquina a unos centímetros del suelo, se distingue el fogón de leña con su trazo de humo pintado sobre el muro. A lado, el lugar donde se calientan las tortillas toma su sitio. Volteando la mirada, se encuentran los platos y vasos que hay que lavar sobre el fregadero.
Y al centro, el metate. El lugar de honor. La herencia cosmogónica Hñähñu, así como de muchas otras culturas indígenas. Una pieza imprescindible para la familia Mendoza, espacio de ancestros.
Mismo que rige el movimiento de toda la familia, de fiestas entre amigos y comunidad, de las emociones de este matriarcado liderado por cinco mujeres hermanas. Aquí, se resguardan los secretos más profundos, conversaciones, tertulias y sobre todo el conocimiento de su tierra, ingredientes, temporadas y tradiciones gastronómicas.
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Todo salvaguardado en un recinto reconstruido con la sensación compartida de resiliencia. Una remodelación a base de cantera, baba de nopal y excremento de caballo. Una integración de origen prehispánico, de la naturaleza en la vida diaria. Resistencia presente y constante de la sabiduría de los antepasados ante las prácticas aún colonizadoras. Resiliencia femenina, resiliencia gastronómica.
¿Sabías que el nopal no sólo tiene beneficios para la salud? Así es, aparte de ser una maravilla mexicana, con una variedad extensa en sus tipos de frutos, es decir los tipos de tuna. El nopal tiene propiedades que han sido aprovechadas desde tiempos ancestrales para la construcción. Hoy en día, se sigue utilizando como un medio para fabricar materiales sustentables, como aglutinante para el concreto y la hechura de tabiques.
Esta técnica del uso de nopal tiene origen desde hace más de mil años. Gracias a este ingrediente, las estructuras que se construyeron milenios atrás siguen en pie en la actualidad. Investigaciones arqueológicas han demostrado el uso de la baba de nopal como elemento clave para unir rocas y mantener edificios estables durante el paso del tiempo.