Nada tiene que pedirle este lugar a los mejores sitios del mundo, porque Siete Cocinas es uno de esos restaurantes memorables de donde uno sale distinto a como entró. Refinado pero sencillo, suculento pero modesto, este lugar presume una carta que nada tiene que ver con la idea preconcebida que tenemos desde fuera de la cocina argentina, ésa que resume todo en empanadas y extraordinarios cortes de carne, chimichurri y alfajores, sólo eso.
Desde luego que esas cuatro recetas son irresistibles (y pareciera, inagotables), pero justamente por eso resulta sorprendente encontrar una propuesta que incluya todo lo otro que hace culturalmente valiosa, aún más, a la gastronomía de este país. Como su nombre lo dice, la carta de este lugar nos lleva a recorrer las siete regiones fundamentales de Argentina: Noa, Litoral, Cuyo, Pampa, Metropolitana, Patagonia andina y Mar argentino. Cocinas rurales, artesanales que inclusive muchos habitantes del país no conocen bien.
Con una extraordinaria técnica, pero sobre todo con gran inventiva y buen gusto, el chef Pablo del Río propone platillos donde los protagonistas son los sabores más memorables de las mesas argentinas, los que como la palabra lo dicen alimentan la memoria y el alma, creo yo.
Así, un guisado de lentejas (con un exquisito toque de ralladura de naranja) es la receta estrella en un plato donde el bife de chorizo es sólo un acompañamiento. Sigo pensando en los tortellinis de cordero patagónico, acompañados de una ligera salsa de hongos. Delicia de delicias. Éste, repito, es uno de esos lugares de donde uno no puede salir como entró. Te deja una satisfacción profunda por conocer algo que sólo está aquí, en medio de Mendoza, en la sartén de un solo chef.
