La propuesta: A muchos les acongoja el término ‘cocina contemporánea’, pues, generalmente sus porciones son discretas. Pero la chef Lucy Acuña, fundadora de Dulcinea, prefiere evitarlas. Aunque su restaurante se especializa en innovar y reinventar platillos clásicos de la gastronomía mexicana, no quiere ahuyentar con esa categoría a los comensales. Ella, junto a su hijo Fabián, fundó el lugar en mayo de 2010, y ya es reconocida su revolución culinaria.
El menú: El primer plato en arribar a la mesa es una versión alternativa del aguachile, esta vez preparado con lomo de atún, encostrado con polvo de chiles secos, ajonjolí tostado que le confiere un sabor ahumado, y jamaica, que aporta un poco de acidez, más el acompañamiento de hojas de arúgula, pepino, cilantro y un poco de cebolla morada; la combinación le da un aspecto suculento y la amalgama de sabores genera una sensación de frescura y efervescencia. Lucy lo define como la lectura de un electrocardiograma, pues sus distintos matices alteran constantemente el sentido del gusto. Este platillo sirve como entrada y es capaz de satisfacer a dos o tres personas. Otra excelente opción es el queso frito, que despierta lujuria desde la presentación: se sirve bañado en una propuesta de salsa de pico de gallo con mango; alrededor de la fritura de queso panela, se halla un puré de aguacate con queso crema, saborizado con limón, aceite de olivo, pimienta y sal. La declaración de Dulcinea termina por ser un poco de arena morada casera esparcida en el plato, la cual está hecha a base de harina de arroz y col morada.
Las novedades: Cada semana se prepara algo nuevo; como una torta ahogada, preparada con carnitas de pato; va servida con una salsa de chile guajillo y cebolla en escabeche; de la misma familia, destaca la torta de roast beef, que requiere que nos manchemos los dedos para disfrutarla por completo, pues se sumerge en un jugo de carne a cada mordida. El secreto de estos platillos radica en la habilidad de Fabián a la hora de replantear sus creaciones, modificando elementos de la cocina de calle, elevando cada una de las delicias a un plano gourmet (tal como lo hizo con los tacos de camarón capeados con amaranto). Los líquidos: La oferta de bebidas es extensa, tanto, que recorre desde aguas frescas hasta vino tinto. Eso sí, sólo cuentan con etiquetas nacionales, por convicción del lugar, para reconocer la calidad de los tintos nacionales, sobre todo de aquellos con cualidad artesanal. También hay mezcal y tequila, que compiten fuertemente con rones, whiskys y cervezas. Para aquellos que prefieren evitar el alcohol, lo más recomendable son las aguas de maracuyá, mango y coco. El broche de oro: Para cerrar la experiencia, uno debe optar por el aclamado postre del lugar, la esponja de almendra con vainilla. Se trata de harina pastelera con formas intrigantes, bañada en una salsa inglesa de té chai y acompañada de una bola de helado de requesón con fresas. Esta parada en la travesía de sabores constituye un final feliz para los comensales, pero también un plato que simboliza un ‘hasta pronto’, pues visitar posteriormente este lugar se vuelve una obligación.
Visitar Dulcinea se traduce en una experiencia sensorial que ataca todos los sentidos. Sus mesas sin manteles y con acabados poco finos, su loza de peltre, la peculiar combinación de sabores y aromas, así como la presentación de los platillos, son una carta alternativa más de la zona de Polanco. . Tips Dulcinea se caracteriza por servir porciones generosas; de hecho, su filosofía es sugerir a sus comensales compartir los alimentos. Si ves algo que se te antoja, no lo dudes, pídelo, no te arrepentirás. Data Dulcinea Oscar Wilde 29, Polanco, Distrito Federal, Tel. 5280 8909 www.dulcinea.mx