Por Carlos Martín Fotos Víctor Ayala Inmerso en una ciudad con una cultura gastronómica como pocas, el restaurante Catedral ha mantenido por décadas una oferta […]
Su historia se remonta hace 40 años, cuando Martina Escobar empezó a elaborar banquetes para una sociedad que no aceptaba a las mujeres al frente de un establecimiento. Posteriormente (y con un esfuerzo incansable) logra instalar el restaurante en su actual ubicación, manteniendo a la par el negocio de banquetes, hoy reconocido entre los mejores de la capital.
La propuesta mantiene los sabores característicos del Istmo, como el mole negro servido con guajolote y plátano, el chichilo y el manchamanteles, los cuales preparan bajo la supervisión de Martina. La mayoría de los ingredientes son comprados a productores locales y combinan tradición e ingenio, tal es el caso de su postre Fantasía de chocolate de metate con alma de chile chilhuacle, una combinación de sabores y texturas, servido con helado de chocolate típico oaxaqueño.
Sin duda es un lugar que representa con orgullo, la cocina de esta región, lo que le ha valido la preferencia de príncipes y reyes. Una opción adecuada para los viajeros que gusten probar la buena mesa y los sabores tradicionales del estado.