Por Fernanda Balmaceda Foto Miguel A. Manrique
Ubicado a unos pasos de Masaryk en Polanco, se encuentra un recinto apacible y versátil donde cada detalle tiene una razón de ser. El diseño construye atmósferas diversas para que lo visites en plan formal o relajado. Lo atestigua su cava subterránea que también funciona como privado, un salón para tertulias románticas o de trabajo, y su terraza al aire libre, ideal para disfrutar una tarde entre amigos. Muebles, música y mantelería varían en cada espacio y maridan a la perfección con la filosofía del lugar.
Una de las aspiraciones de Miguel Álvarez, el chef ejecutivo, es componer una cocina que, a partir de una alacena fresca y local, permita foguear una propuesta global donde se degusten a plenitud los frutos de la tierra, pues el cocinero considera al ingrediente como su único protagonista. Para reafirmarlo, trabaja de cerca con pequeños productores y está al tanto de la cosecha de sus huertos, uno instalado en el interior del restaurante y otro en el Estado de México. Su tiempo libre lo dedica a investigar qué alimentación debe dársele al ganado para obtener la mejor textura y sabor. Para este apasionado, la cocina es un oficio más que una profesión, una artesanía que se aprecia y no sólo arte.
El esmero por la selección, cuidado y tratamiento de los ingredientes, se traduce en una cocina contemporánea y fresca. Para corroborarlo, basta pedir su menú degustación donde hay que probar el rack de cordero, el betabel en texturas, rostizado y braseado al vino tinto.
El apartado de los postres, a cargo del joven repostero Gilberto Mercado, es ineludible y encuentra su máxima expresión en el pastel Tascalate, hecho con tres leches, nieve de tascalate y palomitas de maíz acarameladas. Una explosión de sabores y texturas.
@BrescaMx
Goldsmith 101, Polanco, Miguel Hidalgo
T. 5281 4030
