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¿Viajar en tiempos de COVID-19? Conoce los protocolos en aeropuertos y aerolíneas

Por: Bleu&Blanc 08 Jul 2020

La nueva normalidad nos trajo cambios a la hora de viajar. Descubre los protocolos de seguridad e higiene que se aplican en aeropuertos y aerolíneas.

Llegué la tarde del primer viernes de julio de 2020 a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la imagen del aeropuerto abarrotado que tenía en mis recuerdos se desvaneció al entrar a la puerta L2 de Aeroméxico, la nueva visión era de pocos pasajeros circulando, todos con mascarillas de distintos materiales, colores, estampados y texturas, algunos con caretas de plástico o cubrebocas N95.

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Los empleados del mostrador eliminaron de sus códigos de vestimenta las mascadas y corbatas, ahora es obligatorio para ellos el uso de cubrebocas y caretas de plástico en todo momento. Me comentan que “ya hay mucha gente”, que hace dos semanas la terminal estaba casi desierta y todos los negocios cerrados.

Al documentar mi equipaje rocían mi maleta por fuera con un líquido desinfectante que se encuentra en botes en cada estación. Aunque antes del COVID muchos de los procesos de check in ya se hacían a través de códigos QR vía celular ahora esta tendencia es casi la nueva norma.

Caminé por los pasillos del aeropuerto que he visitado decenas de veces, como para ver qué hay de diferente y observo varios cambios, líneas rojas y verdes en el suelo marcan la sana distancia en tiendas, mostradores de aerolíneas y hasta en las máquinas de boletos.

Los asientos en las salas de espera ahora están marcados con círculos de “prohibido sentarte” en uno sí y el otro no, para dejar un espacio libre entre las personas. Hay recipientes de gel antibacterial en todos los negocios, en los mostradores, en puntos estratégicos.

Las filas que antes eran largas se redujeron a tres o cuatro personas, pero no por ello los procesos para abordar son más ágiles, al contrario, el nivel de detalle para revisar la temperatura de cada pasajero, darle gel antibacterial y pedirle que guarde distancia requiere de más tiempo. Además, al pasar el control de seguridad para abordar uno de los guardias de seguridad me toma la temperatura y me pide llenar un cuestionario desde mi celular a través de un código QR, ahí me preguntan mis datos personales y si he visitado en los últimos 15 días otro país o ciudad, además de que debo hacerles saber si he estado con alguien que haya sido diagnosticado con COVID-19 o si presento alguno de los síntomas de la enfermedad. Una vez que termino el cuestionario me piden que tome una captura de pantalla y lo guarde porque lo necesitaré al bajar del avión.

Pasé al área de revisión de objetos personales mientras un policía limpia cada charola. Camino al área de las tiendas y restaurantes, algunos siguen cerrados, otros abiertos, pero con muy poca afluencia de clientes y sin sillas para comer ahí.

Decidí darme una vuelta por el salón Premier de American Express y Aeroméxico para tomar un trago y esperar mi hora de abordaje. Al llegar me tomaron de nuevo la temperatura y me dieron gel antibacterial. Entré y el panorama era distinto a la última vez que viajé a principios de marzo, cuando el salón lucía abarrotado de gente que bebía y comía bocadillos recién preparados. Ahora podía contar con los dedos de las manos a las personas que estaban ahí.

El área de alimentos se había transformado, ahora solo había galletas empaquetadas, cacahuates y snacks en bolsas selladas, no había fruta, ni cereal, ni queso, ni rollos de carnes frías. De las mesas también se habían ido las revistas y periódicos impresos que siempre ofrecían a los clientes para leer y pasar el rato.

Era hora de tomar mi vuelo, caminé hasta la puerta 56 para subir a mi avión, me tomaron de nuevo la temperatura y una azafata me recibió con gel antibacterial. El personal de Aeroméxico me explicó las nuevas medidas de seguridad que debía tener a bordo: todos los pasajeros deben permanecer con cubrebocas todo el tiempo, los lugares son asignados de preferencia en los extremos, por lo que en la medida de lo posible se deja el asiento de en medio vacío, aunque como hay pocos vuelos, esto no es algo que se cumpla siempre, sin embargo, los empleados de la aerolínea me explicaron que la aeronave cuenta con un sistema de ventilación especial en el que el flujo de aire circula desde el techo hacia abajo y no hay condensación de gotas como en los ambientes interiores normales. Además, los filtros High Efficiency Particulate Air (HEPA) limpian el aire de las cabinas como si fuera un quirófano de hospital, lo que mantiene el ambiente libre de bacterias o virus.

Cuando aterrizamos ocurrió algo histórico que nunca pensé ver, la gente no se puso de pie ni se amotinó en el pasillo central del avión. Las aeromozas pidieron a todos que permaneciéramos sentados y nos dijeron que el descenso sería de manera ordenada por filas de tres en tres, así se evitan las aglomeraciones y la salida se vuelve más ágil, así debería haber sido siempre, pero tuvo que ocurrir una pandemia para ordenarnos.

Al llegar al aeropuerto de Cancún me pidieron captura de pantalla del cuestionario que llené en la Ciudad de México y me volvieron a tomar la temperatura al salir.

Una camioneta de Global DMC Partners me esperaba a la salida, antes de abordar el vehículo sanitizaron mi equipaje, me dieron gel antibacterial y me tomaron la temperatura para llevarme al hotel donde me hospedé, el Live Aqua de Cancún.

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