No fotos, no ropa, no censura. Esas fueron las primeras advertencias que recibí al llegar al hotel Temptation Resort, en Cancún.
Llegué poco antes de medianoche, tras dos horas de retraso en un avión que parecía obligarme a quedarme en mi ciudad natal. Mientras hacía check in desde el front desk, noté que la fiesta a unos metros del lobby había empezado seguramente desde que yo estaba a punto de despegar.
De eso van las noches en Temptation Resort, cada día hay una fiesta temática distinta, a mí me tocó la noche de héroes y villanos, pero el tema varía según el día de la semana. La pista se llena de los huéspedes disfrazados de acuerdo al tema.
El influjo de la oscuridad y, definitivo, el ambiente del hotel, alcanza su punto álgido al borde de la noche y con la ayuda del DJ que no descansa.
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Los días no se tornan tan diferentes. Hay tres albercas para aprovechar el calor de la región. La primera, y la que siempre está atiborrada, es la sexy pool. Esta forma parte de las áreas de topless opcional que hacen tan particular al hotel.
No hay forma de aburrirse en esa piscina, inevitablemente está el staff del hotel organizando concursos o animando. Si lo que necesitas es un poco del calma después de una noche larga, la quiet pool es más tranquila y, como su nombre lo indica, más silenciosa. La última opción es la alberca en el roof top que está abierta únicamente para huéspedes VIP y que, sin duda, tiene la mejor vista de todas.
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Otra de las cosas que hacen de Temptation un oasis maravilloso es su oferta gastronómica. El hotel es todo incluido, por lo que una vez que haces check in lo único que queda es fluir con su energía. Temptation tiene 14 lugares diferentes, entre restaurantes y bares, que ofrecen varios estilos de comida, de bebida y de ambiente.
¿Faltan razones para querer ir? El complejo fue remodelado recientemente por el arquitecto Karim Rashid que se basó en las formas del cuerpo humano para hacer la renovación.
