Sólo los estadounidenses saben cómo hacer de cualquier cosa un sitio de adoración. Así se comprueba con el Museo Nacional del Crimen y Castigo, en la capital norteamericana de Washington DC, un sitio que demuestra y exhibe toda la parafernalia relacionada con el espíritu obscuro que porta el ser humano.
Texto por: Pepe Treviño.
Creado en el año 2008, este museo capta a los viajeros que buscan opciones culturales alternativas (lejos de los grandiosos museos que componen la oferta de arte en la capital estadounidense), pero también a los turistas morbosos que desean conocer, desde una perspectiva lúdica, los sucesos criminales con todo y sus personajes más famosos de los Estados Unidos.
El predio cuenta con cinco áreas de exposiciones. La primera, Notorius History of American Crime exhibe de forma cronológica, cómo la criminalidad se desarrolló durante el amanecer de la civilización en este continente. Por eso la colección comprende los instrumentos de tortura de la Edad Media que llegaron a este lado del planeta para ejercer presión con los insurrectos; historias de piratas sin escrúpulos impulsados por la codicia; las leyendas del Viejo Oeste, así como los criminales de cuello blanco que ocuparon los encabezados de los principales diarios del mundo en el siglo XIX.
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Se trata de la evolución de la delincuencia. La segunda sección con el nombre de Punishment: The Consequences of Crime, muestra cómo aplicaban los castigos a los delincuentes de diversas épocas. Por tal motivo, en esta galería el visitante puede experimentar la vida en una estación de policía, el procedimiento de identificación. Puede tratar de engañar al detector de mentiras, sentir la claustrofobia de una prisión e incluso escapar de una celda. También muestra castigos terribles como la guillotina, la silla eléctrica y la cámara de gas.
Crime Fighting es la tercera sala. Es un espacio que muestra las estrategias que implementa la ley para combatir al crimen y presenta a diversos personajes como héroes cotidianos.
Están incluidos agentes del FBI y el famoso Bomb Squad, entre otros. Sin embargo, el visitante también aprenderá más acerca de la técnica y el equipamiento utilizado para la captura de los más despiadados delincuentes, incluyendo la tecnología de visión nocturna, una cancha de tiro similar a las del FBI, un simulador de entrenamiento de persecución policial. También puede observar las técnicas que son utilizadas para desactivar un artefacto explosivo.
La cuarta sala es para que el visitante saque al detective que lleva dentro. Se trata de una especie de recreación de una escena del crimen totalmente intacta, sólo que ésta es interactiva.
Permite que el asistente logre convertirse en un integrante de CSI para recopilar pistas vitales que ayuden a determinar qué pasó, cuándo, dónde, por qué y quién es la víctima mediante el uso de la tecnología de la ciencia forense, recopilando huellas dactilares, pruebas de ADN, identificaciones dentales y reconstrucción facial, incluso conocer una morgue para comprender el proceso de una autopsia.
El recorrido del Museo Nacional del Crimen y Castigo finaliza con la sala America’s Most Wanted, sí, se trata del mismo plató en donde se graba el programa de televisión que ha logrado ayudar a la localización y captura de más de mil fugitivos peligrosos en los últimos 20 años.
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