Estos destinos medievales a la orilla del río Rin, en la región del Rheingau, Alemania, ofrecen monasterios, castillos y mucha historia de la Edad Media. Descubramos juntos Rüdesheim, Eltville y Maguncia.
La región del Rheingau, en el estado de Hesse, Alemania, ofrece muchas experiencias únicas al viajero. Entre ellas, visitar destinos medievales a la orilla del río Rin que poca gente conoce. Los orígenes de esta zona germana se remontan al Imperio Romano y entre sus verdes valles cargados de viñedos podemos encontrar restos de fortalezas, anfiteatros y termas. Pero, también, existen varias ciudades y monasterios de la Edad Media, que nos transportan a un pasado lleno de anécdotas, tradiciones y cultura que persisten al día de hoy.
Esta ciudad catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, recibe al visitante con calles empedradas, edificaciones de la Edad Media, vinerías únicas y estupendas tiendas de souvenirs. A diferencia de otras ciudades turísticas europeas, las de Rüdesheim ofrecen artesanías, chocolates y vinos de la región por módicos precios.
Dar una vuelta por la calle principal, Drosselgasse, sentarse a tomar una copa de Riesling en algún restaurante coqueto o ver pasar los barcos por el río Rin son actividades obligadas para complementar la visita a esta pequeña pero acogedora ciudad.
También recomiendo subir a Niederwalddenkmal, un sitio histórico en donde se encuentra el monumento Germania. Éste fue construido para conmemorar la fundación del Imperio Alemán en 1871 después del final de la Guerra Franco-Prusiana. La primera piedra fue colocada el 16 de septiembre de 1871, por Kaiser Wilhelm I (William I). El escultor fue Johannes Schilling, y el arquitecto fue Karl Weißbach. El monumento de 38 metros de altura representa la unión de todos los alemanes.
Puedes tomar un funicular que brinda vistas espectaculares del Rin y los viñedos circundantes, para ascender y descender del monumento.
Para comer y hospedarse, si se desea, recomiendo Breuer’s Rüdesheimer Schloss. Un hotel con un restaurante tradicional maravilloso, en donde puede degustarse comida de la región –como salchichas de jabalí, espárragos y mucho Riesling, por supuesto. No debe faltar una buena taza de café de Rüdesheim, la bebida icónica de la ciudad, preparada con un licor local llamado Asbach, crema y canela. ¡Me confieso una enamorada total de esta bebida!
Otra gran idea es dar tours en bicicleta o caminatas a los viñedos que rodean Rüdesheim. Sussane Breur, dueña del hotel ya citado, brinda información y datos muy útiles sobre estos paseos, y puede ayudarte a organizar uno a tu medida.
Bingen, una mirada al Rin romántico
Conocida como Alta Villa o la Ciudad de las Rosas –y de las flores, añadiría yo, debido a sus jardines repletos de ellas-, es la ciudad más grande del Rheingau. Los primeros vestigios humanos se remontan a la Nueva Edad de Piedra. Eltville tuvo su primera mención documental en Vita Bardonis (La vida de Bardo) a partir de 1058, una biografía del Arzobispo Bardo de Maguncia. En 1329, se construyeron el castillo arzobispal y la muralla de la ciudad alrededor de Eltville. El 23 de agosto de 1332, el emperador Luis de Baviera concedió los derechos de la ciudad de Eltville. Desde 1347 hasta 1480, Eltville fue la residencia de los arzobispos de Maguncia.
Sus pintorescas calles, con típicas casas medievales que muestran barras de madera transversales, monasterios y castillos, nos llevan a un viaje al pasado lleno de sensaciones. Por aquí y por allá pequeños monumentos, esculturas, placas conmemorativas y antiguas prensas de vino nos recuerdan la historia de esta ciudad perfumada por los jardines de flores que se encuentran por doquier.
Visitarla en verano asegura apreciar estas rosas grandes, fragantes y llenas de color. Puedes adquirir, además, una gran variedad de productos elaborados con ellas.
Para comer en Eltville existen muchas tabernas de cocina tradicional alemana, así como vinerías para disfrutar un buen Riesling. Si se busca cenar algo más refinado, está Jean. Este restaurante del chef Johannes Frankenbach cuenta con una estrella Michelin desde 2014 y ofrece cocina alemana francesa, preparada con ingredientes de la región, mayormente. El servicio es impecable y la carta de vinos es muy amplia e interesante. Abre sólo por las noches, con excepción del domingo que nada más ofrece comidas. Está ubicado en el hotel Frankenbach.
Se encuentra muy cerca de Eltville, de hecho, es parte de esta ciudad. Es el complejo medieval más importante de Hesse, y fue fundado en 1136 por una suborden de benedictinos provenientes de la Borgoña, los cisterciences, liderada por San Bernardo de Clairvaux.
Además de la obra de arte que es en sí mismo el recinto y las obras que resguarda el museo en su interior, es de admirar que los monjes producían un estupendo vino con uvas cultivadas en las inmediaciones del monasterio, convirtiéndose en una de las bodegas más importantes de la región desde aquel entonces. Bajo condiciones de frío extremo en invierno y un ascetismo total, los monjes vivían hasta los 20 o 30 años, dedicando su vida –y su magnífica obra que era el vino- a Dios.
Hoy en el monasterio Eberbach, que sirvió como locación para la película El nombre de la rosa, se llevan a cabo eventos públicos y privados. El visitante puede además experimentar recorridos enológicos en su interior, así como tours por el viñedo Steinberg, que se ubica a un costado, y comprar botellas en la vinería.
Quien desee hospedarse aquí, a un costado del monasterio se ubica el hotel The Gästehaus, en un edificio del siglo 16, donde antes era un granero. Cuenta con 20 habitaciones en el edificio principal y ocho más en la construcción contigua, donde se encuentra el restaurante Klosterschänke, de cocina tradicional.
Emocionantes ideas y ciudades para disfrutar Alemania en verano
Otro de los destinos medievales a la orilla del río Rin imperdibles es Maguncia (Mainz en alemán). El viajero puede llegar en tren desde Wiesbaden, en menos de media hora, cruzando el río. Está formada a partir de una fortaleza romana del siglo 12 a.C., Mogontiacum, cuyas ruinas se pueden ver hoy en día. Más tarde fue una ciudad medieval muy importante, y aunque fue muy dañada durante la Segunda Guerra Mundial, aún se pueden admirar construcciones de la época en su caso antiguo, en el que destacan las realizadas en arenisca.
Sin embargo, lo que más fama da a este sitio es que en él nació Johannes Gutenberg, a quien se le atribuye la invención de los caracteres móviles fundidos y la imprenta. Su museo es verdaderamente sorprendente y un lugar obligado a visitar. Además de Biblias y textos previos y posteriores a Gutenberg, reúne códices y papiros de las antiguas culturas egipcia, coreana, japonesa y china que emocionan a cualquiera.
Para comer, la Plaza del Mercado, ofrece restaurantes tradicionales con la mejor vista de la Catedral de Maguncia, una obra románica del año 975 que impone con su belleza y gran altura.
Durante la vendimia, en agosto, se organiza un mercado de vino donde los grandes viticultores sirven más de 300 exquisitos vinos de la región en las numerosas casetas bellamente decoradas. Estos deliciosos vinos locales se acompañan con variadas especialidades gastronómicas de la región.
En octubre, se lleva a cabo Oktoberfest, específicamente en el barrio de Hechtsheim. La celebración, establecida en la ciudad desde 2005, se desarrolla durante 10 días, normalmente dos sábados. Llegan a beberse 42,000 litros de cerveza Mainzer Aktien-Bier o Wiesen Bier, fabricada única y exclusivamente para la fiesta. Para acompañar, se degustan salchichas de varios tipos, pollo, handkäse (queso típico), spundekäs (queso cremoso) y variados pretzels. En la época navideña, no puedes faltar al mercado de Navidad de Maguncia o Nikolose Markt, uno de los más célebres de Alemania, que se celebra desde 1788 en el centro histórico.
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