Deby Beard platica con Richard Cuello, director general de Hilton Malta, sobre el fantástico hotel y la apacible vida en esta isla del Mediterráneo.
Como siempre un gran placer estar con ustedes. Yo soy Deby Beard, agradezco a la American Society, a Larry Rubin y a todos ustedes por estar con nosotros. Tengo a un invitado muy especial. Richard Cuello, quien es el Director General de Hilton Malta, donde estuve hace pocas semanas. Son 30 años de experiencia en la industria hotelera. Estuviste en el Hilton Barcelona, y varios puestos en Estambul, Francia y este conocimiento ha llevado a Hilton Malta a ser lo que es hoy en día. Sé que ha sido toda una experiencia nueva, especialmente en el momento que tomaste las riendas de Hilton.
Gracias, Deby. Un placer poder hablar de Hilton Malta, en este destino tan particular. Una isla pequeñita en el Mediterráneo, muy acogedora. Estamos viviendo unos momentos muy difíciles para la industria hotelera y del turismo, y las personas que trabajan en esta industria.
Malta se encuentra abierto al público, pero naturalmente sufrimos las restricciones de otros países. Ahora, lo más importante es mantener el virus bajo control, reducirlo al máximo posible. Y hay algunas restricciones en cuanto a la vida, sobre todo nocturna y de ocio. Pero los hoteles están abiertos. Siempre hemos querido mantener abiertos los hoteles. Tenemos huéspedes que vienen durante el año y algunas suites o apartamentos más grandes, para estancias de larga residencia. Y hemos querido mantener a estos clientes con nosotros para poder seguir dándoles la bienvenida.
Yo creo que hoy en día, si somos claros y trasparentes, todas las compañías hoteleras tienen muy bonitas habitaciones, baños y zonas comunes. Lo que realmente hace la diferencia es el valor humano y la gente que ofrece el servicio. Aquí está el punto diferenciador entre vivir una experiencia en un hotel o en otro, e incluso en un país. Malta es un país extremadamente acogedor, se percibe desde el primer día que uno llega a aquí tanto para trabajar como para el turismo. Me he encontrado un equipo con muchísimos años de experiencia. Y de ahí salió la idea de aprovechar este periodo tan difícil para el sector, para prepararnos para el futuro. Había dos alternativas. La primera era sucumbir ante todo lo que estamos viviendo, agachar la cabeza y decir esperemos que pase. Y la otra era decir qué podemos hacer durante estos meses en los que el talento y la experiencia están sentados en casa, para preparar el producto para mañana.
En la primera ola salimos con muchas ideas nuevas, menús, ofertas para el verano, nuevas opciones de marketing. Y ahora estamos trabajando para la segunda ola, que será incluso con proyectos más importantes para el hotel y algunos cambios para nuestro producto. La idea es ganar ventaja competitiva, aprovechar el gran equipo que tenemos y en vez de dejar el talento a la espera, nutrirlo como un árbol y que dé sus mejores frutos. Hemos mantenido la motivación y la actividad, pensando que este año está más hacia el final del túnel que aún adentro.
Primeramente, una riqueza cultural fantástica. Se notan esas pinceladas que han dado cada una de las civilizaciones. Los árabes, los romanos, los griegos, pero sobre todo también en los últimos siglos los franceses y los ingleses. Esto se traduce en una gran riqueza cultural, cuando uno pasea por las diferentes ciudades. También ha dejado en las personas de Malta una enorme resiliencia. Es un pequeño país de 24 kilómetros de largo por 14 kilómetros de ancho. Es una pequeña isla que ha sabido mantener su independencia, su cultura, su lengua. Ha sabido sacar lo mejor de estas pinceladas multiculturales. Esto fortalece a Malta y su gente. Son personas que saben bien lo que quieren, que son muy responsables, muy trabajadoras, agradecidas por lo que tienen y de personalidad fuerte.
Es un país que se ha ido remozando muchísimo, y últimamente con mayor velocidad. Pero aún conserva muchos rincones y actividad auténtica. En St Julian’s, en la bahía donde estamos, es muy fácil por la mañana ver a los pescadores que recogen sus redes o arreglan sus barcos. Hay esta mezcla tan bonita entre tradición histórica y el mundo moderno y el turismo. Conviven juntos de forma natural.
Es muy agradable ver que todavía hay esa parte auténtica de la isla. Solo hay que perderse en las calles de Malta y ver aquellos balcones tan bonitos, la forma de su arquitectura. No hay que ir a buscarlo, está mezclado en todas partes.Y el clima es muy agradable, casi no se percibe el invierno. Aquí la gente vive mucho en la calle. Pasean, hay mucha vida social. Las playas no son de arena, como las de México, son mas bien rocosas. Y la gente las utiliza como punto de encuentro. No solamente van a nadar en verano, también es un punto de reunión para familias, estudiantes… Forma parte de la vida social de Malta.
Una experiencia en un hotel tiene que ser completa y transmitir algo al cliente. Hacerlo sentir que realmente está en un destino específico, a través de lo que te transmite el hotel del lugar. En Hilton Malta intentamos que el huésped se lleve una cantidad de recuerdos en su maleta. Las habitaciones, los menús de los restaurantes, el diseño… intentamos que sea 100% maltés y mediterráneo. Eso significa que realmente vamos a encontrar pequeños toques y recuerdos en las instalaciones y en las experiencias que ofrecemos. La idea es que el viajero se sienta inmerso dentro de la cultura de Malta y el Mediterráneo.
El hotel Hilton Malta tiene 413 habitaciones y ha ido evolucionando durante los años. En 2000 se derribó completamente y se construyó por completo sobre la base del edificio anterior, con un enfoque más moderno. Siempre guardando el espíritu mediterráneo. Tenemos planes para las suites, que queremos remodelarlas. Un nuevo beach club frente al mar. El agua está delante nuestro y queremos aprovechar un poco más este espacio, cuidando las áreas verdes.
Gracias, Deby. Un placer, bienvenida a Malta cuando quieras.
Fotos cortesía Hilton Malta y Visit Malta.
“Copa de por medio” con Deby Beard y Carl Emberson de Punta Mita