Del 4 al 8 de diciembre de 2019, el Festival Internacional de Cine Tulum presenta 31 películas, diálogos y actividades en torno a inclusión y entorno.
En 2004 el New York Times nombró a Tulum “el cielo de la contracultura” en un un artículo sobre un retiro de yoga. 15 años después, el “anti-Cancún” de los neoyorquinos y tantos más extranjeros flotantes es tan popular que hasta “se siente como Fashion Week” durante el invierno. Es cierto que Tulum es todo eso como también sus ruinas y cenotes, las comunidades que la habitan y todas sus lenguas. Entre tanto, a esta ciudad sin salas de cine ha llegado el Festival Internacional de Cine de Tulum (FICTU).
Del 4 al 8 de diciembre de 2019 el festival encenderá sus proyectores temporales y ecológicos para presentar 31 películas —documental, ficción y el punto medio entre ambos— que atienden a temas urgentes como la representación de comunidades indígenas, la gravedad del cambio climático, hasta la dolorosa opresión femenina en otros contextos culturales.
De acuerdo con el comunicado: “el festival es posible gracias a la visión del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, y el apoyo del residente del Consejo de promoción Turística, Darío Flota Ocampo. De igual manera, realizará sus actividades pos iniciativa del Municipio de Tulum, a través de su presidente, Víctor Mas Tah”.
La iniciativa surge ante los nuevos retos que tiene la industria fílmica en el país. Ya se ve en el prólogo publicado en el Anuario Estadístico del Instituto Mexicano de Cinematografía de 2018, firmado por la directora del IMCINE, María Novaro:
“la inmensa mayoría de los habitantes [en el país] no tiene garantizado su derecho cultural de ver cine mexicano ni de acceder a las salas, ya sea porque no existen en su localidad o porque los precios de taquilla están muy por encima de sus posibilidades económicas”. De este modo, la llegada del FICTU a una zona árida en temas de difusión cinematográfica, así como su agenda temática, resulta un avance.
Chloë Roddick, directora de programación, mencionó en conferencia de prensa que “existe un problema en la industria cinematográfica mundial, hay una falta de representación en las pantallas. Vemos muchas películas que no nos muestran una realidad balanceada, representativa, inclusiva. Si con la programación de este festival podemos arreglar algo de eso, espero que así sea”.
Roddick, conocida por su trabajo como programadora en el Festival Internacional de Cine de Morelia, trabajó en colaboración con un comité integrado por Bruni Burres, mentora de cineastas emergentes y asesora principal del Programa Documental del Instituto Sundance; Jim Kolmar, programador del Festival South by South West; Carlos Gutiérrez, cofundador y director ejecutivo de Cinema Tropical; y Andrea Stavenhagen, delegada para Latinoamérica del Festival de Cine de san Sebastián y coordinadora de las actividades profesionales del Festival Internacional de Cine de Morelia.
La programación estará dividida en 5 partes: 4 secciones y Funciones especiales. En Hemisferio, una selección de 10 películas comprometidas con temas de crisis sociales, destacan Pacificados, de Paxton Winters, una cinta producida por Darren Aronofsky. Igualmente se proyectará Honeyland, “documental de la keniana Beryl Magoko sobre la dolorosa e inhumana mutilación genital femenina, que afecta a millones de mujeres en países en desarrollo”. Esta producción fue ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance en 2019.
El primer invitado confirmado por el FICTU es Carlos Bardem. El actor coprotagoniza el documental Santuario, de Álvaro Longoria, que relata el viaje emprendido junto a su hermano y actor Javier Bardem en el Ártico, desde un bote de Greenpeace. Esta proyección forma parte de la sección Sideral, que dará lugar a “historias narrativamente sólidas, dirigidas al público general”. Imperdible la revisión de Seberg, un thriller político protagonizado por Kristen Steward. El filme narra los acontecimientos alrededor de la relación de la actriz Jean Seberg con las Panteras Negras.
En la sección Púlsar se verá cine de autor de carácter comprometido con su contexto. Sobresale Lapü, de los colombianos César Jaimes y Juan Pablo Polandco. Es un documental experimental que registra las ceremonias practicadas por la tribu Wayùu en el norte de Colombia. En la misma coyuntura está Searching Eva, “una bella metamorfosis narrativa sobre la camaleónica e influencia italiana Francesca, alias Eva Collé, una joven que busca liberarse para mostrarnos las posibilidades de la imagen y la identidad en las redes sociales”, de acuerdo con la programación.
El FICTU montará pantallas de proyección inflables con cero emisión de contaminantes. Algunas de estas salas estarán montadas en las inmediaciones del Hotel Habitas, frente a la playa; otras más tendrán lugar en la Carpa FICTU, en el complejo Aldea Zamá. Al mismo tiempo, el hotel de diseño Papaya Playa Project dará lugar a proyecciones especiales y galas. Como parte del diálogo con el contexto local, otras proyecciones serán realizadas en el espacio de Cine by Los Amigos.
Para más información sobre el festival, visita fictu.com