Ella nos cuenta sobre su carrera, sus motivaciones y sus reflexiones en torno a la mujer en la sociedad mexicana. La chef Elena Reygadas nos […]
Ella nos cuenta sobre su carrera, sus motivaciones y sus reflexiones en torno a la mujer en la sociedad mexicana.
La chef Elena Reygadas nos recibe en Rosetta. Tiene un semblante paciente que parece contener la velocidad de una cocina exitosa. Mientras presenciamos cómo prepara unos gnocchis de papa al pesto, abraza a una de sus empleadas, porque en la cocina también se respira cariño y empeño. Ella nos cuenta sobre su carrera, sus motivaciones y sus reflexiones en torno a la mujer en la sociedad mexicana.
Por Alina Hernández @alinahernan Fotos de @playadura
¿Cuánto tiempo llevas en la industria de la gastronomía?
De forma profesional, llevo desde los 26 años. Siempre cociné desde niña, en casa de mis padres, con amigos, con mi novio. Siempre me gustó cocinar y siempre lo hice; sin embargo, estudié Letras inglesas y terminando fue cuando decidí dedicarme de forma profesional. Estudié un año en Nueva York y a partir de entonces me puse a trabajar.
¿Qué es lo que te motiva a continuar en la cocina?
Son varias cosas las que me motivan diariamente: por un lado, mi propio interés de conocer ingredientes nuevos, de trabajar con ellos, de compartir lo que hago, tanto con mi equipo, como con mis clientes. También me motiva todo el saber que hay en este país sobre gastronomía. Además, la cocina es muy versátil, cambiante y puedes estar en constante búsqueda. Eso es lo que me encanta.
¿Qué has encontrado últimamente?
Ahora estuve en Veracruz y encontré flores de Izote, que es algo de lo que había leído pero nunca las había encontrado físicamente. ¡Compré todas las que tenía la señora! Ahora estamos haciendo pruebas en salado y en dulce; en azúcar, en vinagre y hervidas. Eso es lo que nos gusta, de repente encontrar un ingrediente nuevo o explorar distintas posibilidades con productos comunes y darles diferentes posibilidades.
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¿Qué retos te has encontrado siendo mujer?
Yo nunca he sentido per se inferioridad por ser mujer o machismo de parte de un compañero. En mi profesión jamás he sentido eso. Lo que sí he sentido es que las mujeres hacemos un sobreesfuerzo cuando se requiere de fuerza física, por la misma naturaleza de la cocina, pero no hay ningún problema. Por otro lado, los horarios de los restaurantes son muy extensos y es complicado combinarlo con el tiempo de la familia, sobre todo cuando hay un rol muy establecido de los deberes de la mujer en este país. Ahí es cuando veo que es complicado.
Esto lo veo en la sociedad mexicana y a nivel mundial, pero en México, específicamente, sí es muy marcado el rol que en teoría le toca a la mujer. Así es como lo asume la sociedad y es a lo que estamos acostumbrados; la mujer normalmente es quien está más cerca de los hijos, quién está más al cuidado de la casa y normalmente el hombre es el que sale. Entonces eso sí, a veces, complica la profesión.
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¿Qué consejo le darías a las mujeres que quieren seguir el camino de la gastronomía?
Que traten siempre de ir tras de sus metas y que no vean como un impedimento el género. Tampoco que piensen que la familia o “los deberes de la mujer” pueden truncar su sueño.
Aunque es un poco complicado, si realmente quieren dedicarse a la cocina, se puede lograr con mucha disciplina y organización. Que no se detengan, porque además en la cocina somos buenísimas. Creo que la estructura mental de la mujer es de más orden y eso ayuda muchísimo en este negocio, que requiere de tanta disciplina.
¿Cuáles son las mujeres que Elena Reygadas admira?
Admiro a muchísimas: Nahui Ollin, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Susan Sontag. A todas las marchantas, por su saber nato, relacionado con la observación en el campo y el sentido común. Su saber es muy orgánico y eso me encanta. También admiro a las cocineras tradicionales, pues son las que han preservado muchas de nuestras recetas, de nuestros ingredientes y tienen muchísimo respeto por el producto y por el maíz.