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Aventura texana, de viaje al lugar de los cowboys

Por: Bleu&Blanc 08 Ago 2018

En Texas hay un sinfín de lugares que puedes visitar y disfrutar. Conoce como disfrutar de este maravilloso territorio cowboy.

El sol alumbra los rascacielos del corazón de Dallas. Acabo de despertar en mi suite panorámica de The Joule, un hotel-museo que integra en sus espacios obras de artistas contemporáneos. Llegamos la noche anterior y es momento de salir a descubrir Dallas, una de las ciudades más vibrantes de Texas.
Salgo del hotel y entro al Neiman Marcus que está al lado. La tienda abrió hace 80 años y es un clásico del shopping. Más tarde, paso delante de las líneas fuertes del Comerica, un enorme edificio que me impresiona. Más lejos observo un curioso castillo ruso, el museo de historia de la ciudad llamado Old Red Museum, justo enfrente del JFK Memorial, un impresionante cubo blanco con dos puertas que encierra el nombre del presidente asesinado en Dallas el 26 de noviembre de 1963.
Texto por: Laetitia Thollot

Me da hambre y voy al Samar, un restaurante en Texas que ofrece especialidades de la India, del Mediterráneo y de España. Después de saborear un té helado de naranja y especias, llega a mi mesa un plato llamado “gazpacho con uva líquida”. Elaborado en la frontera entre gastronomía y cocina molecular, esta obra de arte sorprende mi paladar con una explosión de frescura.

Dallas cuenta con un Art District, un barrio en donde se encuentra reunida la mayoría de los museos de la ciudad. Estoy en la entrada monumental del Museo de Arte, decorada con coloridas flores de vidrio, lista para descubrir las colecciones que guarda en su interior.

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Para sacar al cowboy que llevas dentro

Tras 40 minutos de viaje en el moderno freeway, llegamos al centro de Fort Worth. Nos cuesta trabajo imaginar que estas hermosas avenidas de trazo geométrico eran las calles mal afamadas de un barrio polvoriento llamado Hell´s Half Acre, donde los cowboys venían a divertirse antes de subir con sus rebaños al Chisholm Trail, un tren que los llevaba hasta Kansas City donde los animales eran vendidos.
Nos paramos a ver el mural donde el pintor Richard Haas rinde homenaje al legendario tren. Representa a dos cowboys que vigilan su rebaño de Longhorns, raza bovina de cuernos largos que se ha vuelto el símbolo de Fort Worth y cuyas cabezas disecadas adornan a menudo restaurantes.
Siguiendo los pasos de los vaqueros, llegamos a la Stockyards Station, la parada del Chisholm Trail. Le atinamos exactamente al momento en que desfila en la avenida Exchange un rebaño de nobles Longhorns encabezado por cowboys, que aceptan de modelar para nuestras cámaras. Todos los días llevan a cabo este homenaje, a las 11:30 y a las 16:00 horas, y es un evento esperado por los turistas y locales.

Este lugar es ideal para adquirir ropa que te hará ver como vaquero del Old West. En Langston’s encontrarás todos los accesorios fetiches que necesitas para verte de verdad rudo y arisco. Botas coloridas, camisas rancheras, pantalones de mezclilla de la emblemática marca Wrangler, cinturones, hebillas de plata estampadas con la forma del Estado de Texas y todo para que presumas en el rodeo de la noche.
El tiempo corre y el show de rodeo del Cowtown Coliseum está por empezar. Llegamos a nuestros asientos justo para ver entrar a una cowgirl montada a caballo que da vueltas en esta especie de jaripeo versión texana. Pronto abren una puerta y entra en escena un longhorn furioso que trata de liberarse del hombre que lo cabalga y cae pronto al suelo como títere; entonces se acercan dos cowboys armados de reatas y apresan a la bestia.
Muchas suertes se suceden y nos emocionamos viendo a las cowgirls dirigir a sus caballos con destreza en una carrera de alta velocidad, en la que tienen que dar la vuelta a tres barriles dispuestos en triangulo.
Más tarde, subimos a la camioneta rumbo al hotel. No me aguanto las ganas de cantar “I’m a poor lonesome cowboy, and a long way from home”, letras cantadas por Elvis Presley que aparecen al final de cada historieta de Lucky Luke, el esbelto cowboy de Texas, justiciero creado el dibujante belga Morris que habita mis sueños desde niña.

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