Conoce sobre las características y usos de la salsa blanca. Suave, cremosa, una de las salsa versátil dentro de la cocina internacional.
Existen diferentes tipos de salsas alrededor del mundo. En el nuestro la mayoría que se conoce tiene como factor en común el picante. Sin embargo, no todas requieren de dicho elemento para recibir esta denominación. La palabra salsa como tal, engloba preparación liquidas o semilíquidas que aportan humedad, textura e incluso color a diferentes platos. Esta vez nos centraremos en la salsa blanca. ¿La conoces? A continuación te contamos sobre sus características y formas de incluirla en diversas recetas.
Por: Desiree Perea
La textura cremosa define a este tipo de salsa. Si bien pueden añadirse notas picantes, la versión original de la salsa blanca es una preparación ligeramente espesa, únicamente sazonada con sal y pimienta. Aunque estos no son los únicos elementos encargados del sabor. En México usualmente se ayuda del fondo de pollo o res para elevar su sabor.
Funciona de manera similar al momento de preparar la salsa blanca. Aquí se utiliza caldo de pollo o de pescado, según sea el caso. De esta manera, podemos encontrar en esta receta, una opción para hidratar platillos con pescado, pollo o carne de res. A esta parte liquida se suman ingredientes como mantequilla y harina. Este ultimo funciona como el agente espesante para obtener una salsa con cuerpo.
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Algunas personas consideran y nombran a esta salsa igual que la salsa bechamel. Sin embargo, esto no es correcto, puesto que la bechamel sustituye el fondo de origen animal por leche. Esta diferencia se aprecia en el paladar, pues suele tener un sabor neutral. Aquí el sabor lo llevan los ingredientes que acompañaran, por ejemplo la pasta.
Eso sí, la salsa blanca no está peleada con las pastas. De hecho, es una de las favoritas. La consistencia se define de acuerdo al platillo en que se va a utilizar. Es necesario rectificar el sabor en todo momento. No es recomendable añadir sal hasta el final, una vez que todos los ingredientes se han incorporado a la perfección.
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Este tipo de salsa realmente tiene grandes usos dentro de la cocina. En primer lugar, puede ser una gran opción para hidratar piezas de proteína que se sirven en el plato. Por ejemplo, considera una consistencia más espesa para lograr una mejor cobertura. Si bien se busca que también luzca la proteína, lo más correcto es no cubrirla por completo. Es posible optar por cubrir una parte en el medio o colocar la salsa blanca primero y posteriormente la proteína.
Por otro lado, puedes utilizarla para hidratar pastas, lasañas e incluso tartas saladas. De igual manera considera una consistencia pesada, para no arruinar la estructura final del plato. Es un gran elemento en platillos que van cocinados al horno. También puede funcionar como una alternativa de salsa base para pizzas. Sobretodo si estás pensando en recetas con queso y notas dulces.
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Otra opción es utilizar la salsa blanca como base para cremas o sopas. Al incluir ingredientes lácteos, aporta suavidad a este tipo de platillos. Asimismo, es una elección acertada para acompañar vegetales asados. Aquí tienes una opción de salsa diferente, que puede darle una vista y sabor completamente diferente a ciertas recetas. No temas en intentarla en casa, la salsa blanca es una preparación fácil de lograr. Además de que puede jugar un papel diferente en el menú de la semana.