Conoce sobre la anatomía de la pizza estilo New York. Aprende sobre su historia, ingredientes clave y características de esta creación estadounidense.
La pizza estilo New York es más que una simple comida rápida; es una verdadera institución culinaria. Famosa en todo el mundo, esta pizza se ha ganado un lugar en los corazones de millones de personas, no solo por su sabor, sino por su particular modo de preparación, los ingredientes que la componen y su conexión con la comida callejera accesible. Pero ¿qué hace que esta pizza sea tan especial? En esta nota, exploraremos cada detalle de la pizza estilo New York, desde su historia hasta los elementos que definen su autenticidad.
Por: Desiree Perea
La historia de este estilo de pizza se remonta a finales del siglo XIX. Aquí, inmigrantes italianos trajeron consigo la tradición de la pizza napolitana a Estados Unidos. Esta ciudad que ya era un punto de encuentro de culturas y sabores; por lo que se convirtió en el escenario perfecto para la adaptación de este platillo italiano. La pizza napolitana, característica por su masa suave y flexible, fue el punto de partida.
Sin embargo, debido a los ingredientes locales y las preferencias del público, el estilo neoyorquino comenzó a tomar forma. Se dice que Gennaro Lombardi, un inmigrante italiano, fue quien abrió la primera pizzería en Nueva York en 1905. La nombró como su apellido, Lombardi’s, y está ubicada en el barrio de Little Italy. Aunque el establecimiento ha cambiado de lugar a lo largo de los años, sigue funcionando en la actualidad y es considerada una visita imperdible para conocer sobre la gastronomía histórica de la ciudad.
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Una de las características más notables de la pizza estilo New York es su masa fina. A diferencia de la pizza de estilo Chicago, que es gruesa y tiene una corteza profunda, la masa neoyorquina es delgada, especialmente en el centro, lo que la hace fácil de doblar. Esta capacidad de doblarse sin romperse es un distintivo importante, ya que permite a los comensales disfrutar de su pizza “al paso”, algo muy común en Nueva York.
Las porciones de esta pizza suelen ser enormes, casi siempre con un diámetro entre 45 y 60 centímetros. Este tamaño es parte esencial de la experiencia de comer una pizza neoyorquina. La tradición dicta que los clientes compren una porción individual y la disfruten mientras caminan, lo que la convierte en un alimento icónico y acorde al estilo de vida de la ciudad. Siempre se corta en porciones triangulares, generalmente en 8 partes.
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La salsa de tomate que se utiliza en la pizza estilo New York suele ser sencilla. El énfasis aquí no está en preparar una salsa profunda donde predominen las especias, sino en dejar que los tomates brillen por sí mismos. Este ingrediente aporta acidez y un toque dulce natural, todo sin robarle protagonismo a los demás ingredientes.
Finalmente, una auténtica pizza estilo New York lleva una capa generosa de queso mozzarella de baja humedad, que se derrite perfectamente sobre la salsa de tomate. Este queso es clave para lograr la textura ideal. A diferencia de la pizza napolitana, el queso mozzarella aquí se esparce uniformemente sobre la pizza en vez de dejar grandes manchas de queso.
De esta manera, la pizza estilo New York se ha convertido en un ícono no solo de la ciudad de Nueva York, sino de la cultura culinaria mundial. Su masa flexible, tamaño generoso y el enfoque en ingredientes de calidad hacen de esta pizza una experiencia única. Sin duda es una alternativa favorita de turistas y locales.