Conoce todo sobre el fondant, desde su historia, usos y hasta cómo prepararlo en casa. Domina este arte comestible y conviértelo en tu mejor aliado.
Dentro de las creaciones dulces francesas, esta pasta suave de azúcar destaca por su versatilidad en la categoría de decoración. El fondant se mantiene como ingrediente común dentro de la pastelería contemporánea, pero no siempre fue así. Con una textura similar a la plastilina, permite crear decoraciones detalladas y personalizadas que se adaptan a cualquier ocasión; desde bodas hasta cumpleaños. Pero, ¿qué hace que el fondant sea tan especial? En esta nota, exploraremos en profundidad su historia, tipos, y lo mejor: cómo puedes prepararlo tú mismo en casa.
Por: Desiree Perea
De manera general, el fondant es una pasta dulce y elástica que permite elevar diferentes postres. Esta pasta es manipulable y permite desde cubrir pasteles, hasta confeccionar figuras decorativas para adornar galletas o cupcakes. La versatilidad del fondant lo convierte en uno de los materiales más populares en la repostería moderna. En cuanto a su origen, las historias populares lo mantienen como una creación francesa.
Entre los siglo 17 y 19, el fondant ya era un ingrediente común dentro de las pastelerías europeas. Sin embargo, no era un elemento decorativo, sino un aperitivo dulce. Similar al turrón, esta pasta permitía crear figuras (principalmente flores y frutas) que se vendían por pieza y se disfrutaban como un caramelo más. Con el paso del tiempo, se encontró en esta creación, una forma para que la creatividad rindiera frutos y así, permitiera personalizar los postres de cada lugar.
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Versiones anteriores del fondant incluían polvo de almendras como ingrediente estelar. Actualmente, únicamente se utiliza azúcar para lograr un sabor limpio. Vale la pena destacar que también se han descubierto nuevas versiones. En primer lugar, el fondant tradicional se hace con: jarabe de maíz, azúcar glass y agua. Aquí, el jarabe es el encargado de lograr una buena elasticidad final.
Por otro lado, una alternativa contemporánea se hace con bombones. Estos dulces suaves permiten que siga teniendo un buen nivel de dulzor, pero con mayor suavidad. Para este tipo de fondant, los malvaviscos deben fundirse con un poco de mantequilla hasta lograr una mezcla ligera. Para reducir la humedad y poder manipular bien la pasta, se agrega azúcar glass.
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Si es tu primera vez trabajando con el fondant, puede convertirse en un proceso difícil. La consistencia y textura son factores que pueden llevar al éxito o arruinar el resultado final. Para evitar que su preparación sea una pesadilla, estos consejos te ayudarán a dominar el proceso:
La versatilidad al trabajar con fondant es realmente amplia. Como primer idea, siempre es un buen aliado para formar figuras (tanto en 2D como en 3D). Con ayuda de colorantes comestibles, las posibilidades para presentar figuras parecen no tener fin. Desde animales y flores hasta objetos y por qué no, figuras humanas. Es importante mantener la pasta siempre fresca y sin humedad para evitar que pierda color y textura.
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En el fondant, también se ha encontrado una opción para cubrir pasteles y así lograr una presentación mucho más limpia. Para ello, se debe estirar la pasta hasta lograr un hoja delgada; la dificultad aquí recae en lograr una pieza completa que se vea lisa. También se puede jugar con colores e incluso con texturas, pues es posible imprimir patrones sobre ella. Incluso, puede elevar la decoración de otros postres como galletas, cupcakes y gelatinas.
Así, fondant se ha convertido en una técnica de decoración que ha revolucionado el mundo de la repostería. Sus propiedades permiten que los pasteleros lleven su creatividad al máximo. Aunque puede parecer desafiante al principio, hacerlo en casa es una práctica que se puede dominar fácilmente. Además de ser una opción económica, preparar tu propio fondant permite personalizarlo a tu gusto y darle el sabor que prefieras.