Descubre la fascinante historia detrás del icónico agujero de las donas. ¿Fue una decisión práctica o un atinado accidente culinario?
La falta del centro en esta delicia frita no es coincidencia. Tampoco tiene que ver con un tema de presentación. La razón por la que las donas presentan agujero perfecto está completamente justificada. Dicho orifico, hoy por hoy es su rasgo más distintivo. En esta nota, te contamos sobre la inteligente decisión que definió la forma de un clásico de la panadería dulce.
Por: Desiree Perea
Si, aunque es sorpresivo, la forma de este pan dulce de reconocimiento mundial fue idea de nada más y nada menos que de un marinero. En este relato popular, los panaderos no son protagonistas. Las donas sí o sí van fritas, no hay más. Sin embargo, en el siglo 18, antes del descubrimiento de trucos para lograr una cocción perfecta, estas piezas de masa solían quedar crudas en la parte interior.
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La razón del agujero en esta delicia frita se te atribuye a un marinero estadounidense de nombre Hanson Gregory. Durante los largos viajes en barco, las primeras versiones de las donas eran parte de su menú; sin embargo, siempre terminaba comiendo únicamente la parte exterior, pues el centro nunca lograba cocinarse.
Para solucionar este problema, Gregory decidió perforar el centro de la masa antes de freírla. Utilizó la tapa de una lata de pimienta para hacer el agujero. De esta forma, permitía que el calor del aceite llegara al centro y cocinara la dona de manera uniforme. Este corte no solo mejoró la textura, sino que también dio lugar a la forma icónica que conocemos hoy.
Dentro de la panadería dulce, las donas son sin duda unas de las piezas más populares a nivel internacional. La versión simple de esta pieza es un lienzo en blanco que hace imposible no querer degustarlas. Glaseada, con cobertura de chocolate, maple y con decoraciones extravagantes, el límite no existe.
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El agujero que hoy es parte de la presentación de las donas también permitió que su agarre sea mucho más fácil. Y por si fuera poco, abrió las puertas para darle la bienvenida a los ‘donut holes’ o ‘agujeros de dona’. Si, aquí nada se desperdicia. Aunque son piezas más pequeñas, esto no les resta importancia ni mucho menos potencial para presentar propuestas únicas. Algunas panaderías los cubren con azúcar glass, mientras que otros lugares deciden rellenarlos con mermelada o crema de avellanas.
Gracias a su tamaño, el tiempo de cocción que requieren es el justo para lograr que todo el interior se cocine. Al separar estos elementos, cada uno funciona por su lado a la perfección. Gracias a este orificio, las donas se cocinan uniformemente; y los centros se han consolidado como una delicia más dentro de la panadería dulce.
Así, el icónico agujero en el centro de la dona no es un accidente o una elección estética. La frustración de los centros crudos llevó a tomar una decisión crucial que sin duda fue de mucha ayuda. Con el tiempo, se convirtió en un elemento clave que hoy permite reconocer a las donas sin complicaciones.