Descubre todo sobre la fugazza, una pizza icónica argentina. Aprende sobre su historia, características y por qué es un emblema culinario de Buenos Aires.
Cuando pensamos en pizza, automáticamente asociamos la imagen con la tradicional pizza italiana. Pero en Argentina, la pizza ha evolucionado en una forma particular, especialmente en Buenos Aires. Aquí, es donde la fugazza se ha convertido en un emblema culinario. Esta creación única presume de ser una mezcla entre la pizza y la focaccia; dando lugar a un manjar que equilibra simplicidad y sabor intenso.
La fugazza, con su masa esponjosa y una cobertura generosa de cebolla crujiente, es un plato simple pero irresistible. En esta nota exploraremos la historia, los ingredientes que definen esta pizza tan peculiar y los secretos que han mantenido su popularidad durante generaciones.
Por: Desiree Perea
La fugazza tiene su origen gracias a la influencia de los inmigrantes italianos que llegaron a Buenos Aires a finales del siglo XIX y principios del XX. En ese momento, las costumbres alimentarias italianas comenzaron a mezclarse con los ingredientes y métodos de cocción locales. La focaccia genovesa que es clave en la gastronomía italiana, fue adaptada por locales para crear su propia versión.
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Uno de los nombres más asociados con su creación es el de Juan Banchero. Fue un inmigrante genovés que abrió una pizzería en el barrio de La Boca. Aquí presentó una versión local de la focaccia, donde la cebolla cubría toda la parte superior. Rápidamente se convirtió en una favorita entre los locales.
Así nació la fugazza como la conocemos hoy: una pizza que destaca por su simplicidad y hacer protagonista a la cebolla. Actualmente se conoce una propuesta con aún más evolución; se conoce como fugazzeta. A diferencia de la primer versión, esta se construye con dos bases de masa; entre ellas se agrega queso y jamón, y se termina de igual forma con su respectiva porción de cebolla.
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Aunque la fugazza es conocida por su simplicidad, cada elemento juega un papel fundamental en su sabor. En primer lugar, la base es una masa gruesa, esponjosa y aireada, que se parece más a una focaccia que a una pizza tradicional. A diferencia de la versión italiana, que suele tener una masa fina y crujiente; la fugazza se cocina en una bandeja profunda, lo que permite que la masa retenga humedad y logre una textura suave.
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La cebolla es el ingrediente principal de esta receta, lo que le da su sabor único y distintivo. Se corta en julianas y se coloca cruda sobre la masa antes de hornearse, lo que permite que caramelice ligeramente en el horno. Además, se agrega una buena porción de queso mozzarella, para añadir un toque extra de cremosidad que equilibra el sabor dulce.
La fugazza es una joya de la gastronomía argentina que combina simplicidad y sabor. Desde su origen en las cocinas de inmigrantes italianos hasta su lugar en las mesas actuales; esta pizza es un reflejo de la historia, la cultura y el amor por la buena comida en Argentina. Es una receta clásica que no falla, perfecta para acompañar con una buena copa de vino.