La pizza en Argentina no está completa sin su respectiva fainá. Aunque nació en territorio italiano, hoy es pieza clave en la gastronomía rioplatense.
Comer pizza en Argentina es una experiencia completamente diferente. Aunque la influencia italiana en el territorio fue la que introdujo este platillo icónico, este país al sur de América se encargó de darle un toque personal. Ya sea completa o por rebanada, la pizza no puede servirse sin una porción de fainá.
Entender a este platillo no es sencillo, pues muchos consideran que es añadir una porción más de masa. Sin embargo, el que la fainá acompañe a la pizza cobra sentido una vez que se prueba esta combinación. A continuación, te contamos sobre el origen y la anatomía de esta preparación.
Por: Desiree Perea
Encontrar pizza a la venta en Buenos Aires, casi siempre permitirá encontrar la opción acompañada con fainá. Para los locales esto no es sorpresa, pero sin duda a los turistas nos cuesta entender este formato. Es importante mencionar en primer lugar que la fainá no es de origen argentino, fue creada en Génova.
Se dice que su nacimiento fue totalmente accidental, tuvo lugar en los barcos de exploración. Uno de los ingredientes estrella en la receta es la harina garbanzo; se dice que una bolsa se cayó sobre un charco de agua salada al interior del barco, la mezcla se seco con ayuda del sol y eso presento una especie de bizcocho suave. Durante los viajes largos, esta primer versión de la fainá ayudo a la tripulación a saciar su hambre.
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Si bien preparar la fainá no es nada del otro mundo, es importante señalar que el proceso no debe tomarse a la ligera. En primer lugar, es fundamental tomar en cuenta las porciones: por cada taza de harina de garbanzo, se necesitan 3 tazas de agua. La preparación comienza mezclando primero los elementos secos.
Se debe mezclar la harina, sal y si se decide añadir especias, aquí también es el momento. Posteriormente, se añade agua; la paciencia es clave pues se debe servir lentamente para evitar la formación de grumos. Puedes ayudarte de una batidora eléctrica, hará el proceso más rápido y fácil.
También es fundamental añadir aceite, ayuda a que la masa se mantenga hidratada incluso después del horneado. En cuanto la masa está lista, debe colocarse en un molde redondo y amplio; el grosor de la fainá no debe superar el medio centímetro de grosor.
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Una vez lista la fainá, déjala enfriar por algunos minutos. Puedes seguir la regla de servir una porción junto a la pizza o aprovecharla con otros platillos. Funciona a la perfección para servir aperitivos con quesos y carnes frías o puedes dejarla tostar unos minutos más, corta porciones pequeñas y agrégalas a una ensalada, sopa o crema.
Finalmente, en caso de que algunas porciones sobren, puedes guardarlas en un recipiente con tapa. Coloca algunas servilletas al interior para absorber la humedad. Sin importar el lejano origen de la fainá, esta preparación logro conquistar los paladares en Argentina y Uruguay. Algunas versiones actuales preparan la masa inicial y agregan algunas especias o hierbas frescas. No hay duda de que la versatilidad de este platillo es realmente amplia.