Aunque se cocinan con el mismo método, el pollo frito coreano y el estadunidense no son nada parecidos. Te contamos sobre sus diferencias puntuales.
El universo de comida rápida concentra propuestas que hoy, se reconocen a nivel mundial. El pollo frito ha pasado de ser un platillo simple, a convertirse en una joya culinaria de dos países en especifico: Corea del Sur y Estados Unidos. Aunque ambas naciones están alejadas, esto no impide que compartan dicho platillo; sin embargo, probarlo en cada país es una experiencia completamente diferente. A continuación, te contamos sobre las características que marcan la diferencia entre el pollo frito coreano y el estadounidense.
Por: Desiree Perea
A simple vista, es imposible ignorarlo. Después de que se fríe, el pollo frito coreano logra un brillo único, pero, ¿cómo se logra esto? La respuesta es fácil, aplican una doble fritura. Si, por más extraño que parezca, la versión tradicional requiere repetir de este proceso de cocción para lograr que el rebozado sea extra crujiente.
Frente a otras versiones, el pollo frito coreano es mucho más ligero. La primera fritura se hace temperatura más baja para cocinar el pollo por completo. Luego, se saca y se deja reposar por un breve periodo; posteriormente, se vuelve a freír a una temperatura alta. Este segundo golpe de calor no solo garantiza que el pollo esté completamente cocido, sino que también elimina el exceso de grasa.
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Una vez que está listo, es común bañar las piezas de pollo en salsas espesas; algunas son picantes y otras agridulces, depende por completo de gustos. Es común encontrarse con el pollo frito coreano como una opción de aperitivo o comida para compartir al centro. Los acompañantes son simple, únicamente con vegetales encurtidos.
Dentro de la comida estadounidense es posible encontrar grandes joyas, donde sin duda vale la pena destacar al pollo frito. Para muchos, podría parecer un simple plato de comida rápida; pero en los últimos años, el ritual de preparación detrás ha acaparado las miradas internacionales.
Vale la pena destacar que se mantiene como una de las recetas históricas del país. Se conocen varias recetas; algunas más simples donde únicamente se sazona con sal y pimienta, otras donde el picante es el elemento que le da vida y profundidad a cada pieza.
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A diferencia del pollo frito coreano, la versión de Estados Unidos apuesta por un rebozado más robusto y un solo proceso de fritura. Aquí, es fundamental ejecutar la fritura profunda de manera perfecta; debe revisarse a la perfección la temperatura del aceite para lograr una capa exterior crujiente, mientras que el interior se mantiene jugoso.
Si el aceite está muy frío, el resultado final será un pollo con exceso de aceite; pero si está muy caliente, el rebozado se quema al instante y el interior queda completamente crudo. Las diferencias entre ambas versiones también se aprecian en la selección de acompañantes. En Estados Unidos funciona como una comida abundante, pues se ofrecen hasta 5 guarniciones diferentes:
Reconocer las diferencias entre el pollo frito coreano y el estadounidense no pretende convertirlos en enemigos. Ambas versiones tienen mucho que presumir, por lo que pueden coexistir sin problema alguno. La técnica detrás de este platillo lo es todo; cada elemento tiene como objetivo abrir las puertas a piezas crujientes y jugosas, sí, todo en una sola mordida. Es cada vez más común encontrarse con ambas propuestas, así que vale la pena darles una oportunidad.