El coulis brilla tanto en la cocina dulce como en la salada. Su delicadeza habla por sí sola, y esto ha permitido su reconocimiento a nivel internacional.
Adentrarse en el universo de la gastronomía, permite revelar grandes joyas que en algunas ocasiones, pasan desapercibidas. Sin embargo, la delicadeza y versatilidad de una preparación como el coulis, sin duda merece mayor reconocimiento. Esta salsa concentrada se reconoce a nivel mundial como un elemento decorativo importante. A continuación, te contamos a detalle sobre la anatomía y preparación de este ícono de la alta repostería francesa.
Por: Desiree Perea
Una vez más, tenemos que reconocer a Francia como el creador de esta preparación. No hay duda de que este país, es una de las grandes potencias en el mundo de la repostería. El coulis específicamente es un acompañante como tal; permite elevar la presentación de un sinfín de postres. Una vez que el postre inicial está listo, el coulis puede colocarse en la base o cubrir la pieza.
La consistencia ideal debe ser semi-espesa; aunque podría parecer fácil, lograrlo a la perfección no es tarea fácil. La regla de la técnica aplica de manera general en la repostería. Es fundamental centrar la atención en las porciones, temperaturas y seguir el proceso al pie de la letra; cada uno de estos factores suma de manera positiva.
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Aunque la versión dulce del coulis es la más popular, también vale la pena hacer énfasis en que también se puede preparar con vegetales. El proceso se mantiene igual; las verduras se cocinan hasta que quedan tiernas y después, se procesan hasta obtener un puré terso y espeso. Esta preparación puede aprovecharse para acompañar cortes de carne, pollo o pescado a la parrilla. También puede funcionar para preparar aperitivos delicados.
Decir que la perfección no existe es una frase que se menciona a nivel mundial, pero la repostería ha encontrado caminos para acercarse lo más posible a este escenario. El coulis puede hacerse en frío o con calor; ambas versiones funcionan sin problema alguno. Lo recomendable es utilizar frutas maduras, esto permite que se procesen fácilmente.
Dentro de la lista de ingredientes, el azúcar es fundamental, no solo para el sabor, sino también para la consistencia. Para no alterar las suavidad del coulis, lo mejor utilizar azúcar glass; es mucho más fácil de incorporar a la mezcla.
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Antes de servir, colar el líquido es un paso clave, pues es una de las características que permite reconocer un coulis auténtico. Debe utilizarse un colador fino, para lograr que las piezas sólidas no se queden en la mezcla final.
Una vez listos, su versatilidad es realmente amplia. Puede acompañar mousses o gelatinas, también funciona para hidratar panqués, pasteles o tartas, e incluso, funciona para decorar postres fríos como helados o malteadas. Realmente no existe un límite en cuanto al tipo de fruta o verdura a utilizar. Únicamente es importante asegurarse de que la consistencia y la textura sean las adecuadas.