Convierte tu cocina en una quesería artesanal y prepara delicioso queso fresco con solo unos pocos ingredientes. Así lo tendrás disponible en casa siempre.
El queso fresco es un producto lácteo básico y versátil que se consume en todo el mundo. Su sabor suave y su textura cremosa lo convierten en un ingrediente ideal, ya sea para ensaladas, sándwiches, pizzas y una gran variedad de platillos más. Si te apasiona la cocina y te gustaría experimentar con la elaboración de tus propios alimentos, el queso fresco es una gran forma de empezar.
Aquí te contamos como puedes tener tu propia dotación de queso asegurada en casa de forma fácil. ¿Lo mejor? Los ingredientes son completamente accesibles y los encuentras en cualquier parte.
Por: Desiree Perea
En muchos hogares, el queso suele ser uno de los productos dentro de la categoría de lácteos que siempre aparece dentro de la lista de compras. Y es que junto con la leche, son productos básicos para el consumo humano. En cuanto al queso, podemos utilizarlo de diferentes formas dentro de la cocina.
Se puede preferir para recetas ligeras hasta como ingrediente para decorar los clásicos antojitos en México. De esta forma, el queso siempre se encuentra dentro de los refrigeradores en mercados o supermercados.
La lista de ingredientes para el queso fresco únicamente requiere de leche entera, jugo de limón o vinagre y sal. El proceso comienza disolviendo la sal en la leche en una olla, que posteriormente irá a la estufa. Es necesario calentar la leche, sin llevar al punto de ebullición. Una vez que puede apreciarse el humo en la parte superior, esta es la señal que se toma para entonces añadir el ingrediente cítrico. Después es necesario mover la preparación constantemente hasta que comience a hervir.
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En ese punto, debes apagar la estufa y retirar para que comience a bajar la temperatura. Así, automáticamente comenzarán a flotar los cuajos. Con ayuda del colador, deben retirarse los elementos sólidos, pues eso el lo que da lugar al queso fresco casero. Para extraer todo el líquido, lo mejor es ayudarte de una gasa, para poder exprimir la parte sólida.
El queso fresco debe ser firme y mantenerse en una sola pieza. Si buscas darle una forma especifica, puedes almacenarlo en un recipiente de vidrio. Lo mejor es dejarlo reposar por al menos 4 horas en refrigeración. De esta forma, los sabores se acentuaran, además de que la consistencia será la adecuada para poder rebanar.
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Existen grandes ventajas si decides preparar queso fresco en casa. Toma en cuenta que el periodo de vida puede reducirse, pues no se involucra ningún químico para evitar que se arruine. Sin embargo, es posible añadir especias, hierbas de olor e incluso, frutos secos para personalizar la receta. Este producto lácteo puede disfrutarse como aperitivo, sin alguna preparación extra. Por ejemplo, puedes optar por añadir arándanos y nuez pecana.
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Por otro lado, el queso fresco también funciona como relleno para diferentes platillos, como chiles, nopales, huauzontles, pimientos, entre otros vegetales. Para estas preparaciones, puedes añadir diferentes hierbas aromáticas como epazote, romero u orégano. Asimismo, si eres amante del picante, también puedes añadir chile en polvo.
Sin más, tu queso fresco casero está listo para disfrutarse solo, en ensaladas, sándwiches o como ingrediente en diversas recetas. Con ingredientes simples y un poco de tiempo, puedes crear y personalizar tu propio queso.