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Esta receta dentro de los platillos calientes no es nada nuevo. A nivel mundial, el caldo de huesos forma parte de las preparaciones básicas dentro de la cocina casera. A simple vista, no presumen nada; este factor ha hecho que incluso, pase desapercibido.
Sin embargo, el descubrimiento reciente de sus beneficios ha llevado al caldo de huesos a destacar de manera importante en los últimos años. Ha dejado de ser un simple caldo base, para convertirse en un tesoro de nutrientes esenciales para el organismo. A continuación, te contamos sobre su anatomía, propiedades y método de preparación.
Por: Desiree Perea
Las redes sociales se han encargado de revolucionar la industria gastronómica. Esta fiebre por sumar a la dieta humana alimentos saludables y con super propiedades ha hecho que recetas milenarias vuelvan a ver la luz; tal es el caso del caldo de huesos. Este platillo donde la cocción lenta es clave, nació con el objetivo de aprovechar al máximo los recursos animales.
Los huesos concentran una importante parte del sabor, que si se fusiona con especias, hierbas aromáticas y vegetales, permite obtener un caldo que pueden funcionar como base para guisados, arroces y hasta salsas.
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Aunque su versatilidad es amplia, actualmente se incluye en la dieta en su versión más simple. ¿La razón? Es la mejor forma de acceder a sus beneficios completos. Dentro del perfil nutricional del caldo de huesos, vale la pena destacar los siguientes beneficios:
Esta proteína es fundamental para la salud de la piel y acceder a ella, no es muy fácil. Más allá de la gelatina, no es común encontrar el colágeno en alimentos cotidianos. Si bien es posible recurrir a suplementos, el caldo de huesos puede convertirse en tu fuente predilecta. Su consumo permite cuidar de la piel, sumando de manera positiva a la elasticidad y la hidratación. También ayuda a mejorar la apariencia del cabello y al fortalecimiento de las uñas.
Sin importar si se elige carne de res o cerdo, los huesos de estas especies contienen minerales como calcio, fósforo, magnesio, potasio y azufre. Además de cuidar de la salud ósea, protegen la función muscular y nerviosa.
Al sumar elementos como la glucosamina, el colágeno y los minerales del caldo de huesos, sus efectos positivos se potencializan. Para aquellas personas que sufren de artritis, es un gran alimento aliado para reducir la inflamación. Su consumo también es crucial para fortalecer los huesos.
La preparación del caldo de huesos es un proceso sencillo pero requiere paciencia. La cocción lenta es clave para extraer la máxima cantidad de nutrientes. Puedes elegir entre huesos de res, cerdo o pollo; considera que cada uno exige tiempos de cocción distintos. En una olla grande, debes colocar las piezas y cubrirlas por completo con agua. Para una mejor extracción de los nutrientes, se requiere una cucharada de vinagre de manzana.
Coloca la olla en la estufa y mantén el fuego en nivel alto hasta que hierva. Es común que una espuma ligera aparezca en la parte superior, con ayuda de una cuchara o colado pequeño, retírala por completo. Posteriormente, reduce el fuego al mínimo, y deja cocinar; el tiempo de cocción mínimo que requiere el caldo de huesos son 6 horas, pero puede extenderse hasta 12 o más horas.
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Finalmente, puedes sumar a la preparación hierbas aromáticas o especias. Si decides agregar vegetales, lo mejor es cocinarlas aparte ya que puedes deshacerse por completo debido al largo periodo de cocción. Aunque si no tienes problema con la textura, entonces puedes agregar las piezas completas a la preparación inicial.
Así, puedes asegurar un buen caldo de huesos en casa. Puedes consumirlo por las mañanas o en la rutina de la noche. Vale la pena encontrarle un lugar dentro de tu dieta a esta sencilla pero poderosa receta. Aunque requiere de una cocción larga, el resultado final y sus beneficios hace que la espera valga la pena.