Aprende cómo la técnica del baño María llegó para cambiar la repostería. Es todo un arte dominarla, pero permite presentar resultados perfectos.
La repostería está llena de técnicas y herramientas fascinantes que se encargan de darle lugar a verdaderas obras de arte comestibles. El baño María se conoce y aprecia en todo el mundo gracias a sus útiles resultados. Desde clásicos como el flan y el cheesecake hasta fondue de chocolate, esta técnica asegura texturas inigualables que simplemente no se pueden lograr de otra forma.
En esta nota, te contamos todos los detalles y secretos que esconde una técnica histórica como el baño María. Aquí, el control de temperatura y textura lo es todo; así que no hay lugar para los errores.
Por: Desiree Perea
Considerada como una técnica milenaria, el descubrimiento del baño María se encuentra ente los siglos 1 y 3. Aunque la industria gastronómica puede estar llena de figuras masculinas, en esta ocasión, la autora intelectual es una mujer, ‘María la Judía’. Es considerada la primer mujer alquimista y su aportación encontró un lugar perfecto dentro de la repostería.
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De hecho, los primeros usos de esta técnica tuvieron lugar dentro de los laboratorios. Precisamente María la Judía, lograba obtener sustancias aromáticas a través del baño María. Actualmente es funcional dentro de la industria farmacéutica y estética.
El principio fundamental detrás del baño María radica en la transferencia indirecta de calor. En lugar de exponer el recipiente directamente, se introduce dentro de otro recipiente más grande que contiene agua caliente. Esta agua actúa como un intermediario térmico que absorbe los cambios bruscos de temperatura. Además, ayuda a distribuir el calor de manera mucho más suave y uniforme.
Dentro de la cocina dulce, las capacidades del baño María se aprovechan es un sinfín de recetas. Gracias a la cocción lenta y gradual, la textura mejora significativamente: Algunos de los postres que exigen esta técnica son:
Aunque la técnica del baño María es relativamente sencilla, centrar la atención en algunos detalles clave marca la diferencia. En primer lugar, debe evaluarse el tamaño de los recipientes. Aquel que va a contener el postre debe encajar en la olla que se va llenar con agua. Es importante asegurar que el recipiente de menor tamaño nunca toque el fondo del recipiente más amplio.
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Asimismo, el nivel del agua es importante. No debe llenarse hasta su máxima capacidad, con la mitad o dos tercios es suficiente. También es crucial que el agua alcance la temperatura correcta; iniciar el proceso de cocción antes de que esté caliente puede arruinar el resultado final.
Por último pero no menos importante, debes saber que la paciencia es clave en esta técnica. A diferencia de otros métodos, el tiempo puede alargarse ligeramente; pero el resultado hace que la espera toda la pena.
Así, dominar la técnica del baño María puede convertirse en tu mejor aliado para la cocina dulce en casa. Intentarla por primera vez puede representar un reto, pero no hay mejor forma de aprender que practicando.