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A orillas del lago Wakatipu se encuentra el Hilton Queenstown

A orillas del lago Wakatipu se encuentra el Hilton Queenstown

Por: Melanie Beard 07 May 2025

A orillas del lago Wakatipu, donde el agua refleja silencios antiguos y las montañas susurran nombres imposibles de olvidar, descubrí un refugio que parecía tejido con calma y belleza: el Hilton Queenstown. Un santuario moderno, abrazado por la naturaleza salvaje del sur de Nueva Zelanda y por un lujo fluye como el propio lago, sereno, profundo.

A orillas del lago Wakatipu, donde el agua refleja silencios antiguos y las montañas susurran nombres imposibles de olvidar, descubrí un refugio que parecía tejido con calma y belleza: el Hilton Queenstown. Un santuario moderno, abrazado por la naturaleza salvaje del sur de Nueva Zelanda y por un lujo fluye como el propio lago, sereno, profundo.

Por Melanie Beard

Hilton Queenstown

Al ras del Wakatipu

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El Frankton Arm, esa extensión apacible del Wakatipu, acariciaba la vista desde cada rincón, y bastaba asomarse a la terraza para entender por qué tantos corazones se quedan para siempre en este lugar. Aquí, el mundo se reducía a esa atmósfera cálida donde los detalles lo eran todo: la arquitectura elegante, los materiales nobles, el aire impregnado de eucalipto y promesas.

El hotel ofrecía su propio universo. Caminé por sus pasillos con la misma tranquilidad con la que uno recorre un bosque, descubriendo espacios que parecían creados para el descanso del alma: una alberca interior que resplandecía como un río en la penumbra, un spa que olía a lavanda, un gimnasio que no forzaba el cuerpo, lo despertaba.

Hilton Queenstown

Descubriendo el arte culinario de Nueva Zelanda

Uno de los elementos más importantes de cada viaje comida. Diferentes mesas, diferentes voces, pero un mismo cuidado en cada platillo servido. Desde un desayuno frente al lago hasta cenas que parecían conversaciones entre ingredientes locales y técnicas que hablaban de mundos lejanos. Comer en el Hilton Queenstown era un ritual; todo invitaba a detenerse, a mirar, a agradecer.

Una mañana tomé el taxi acuático que cruza el lago. El viento olía a historia, y las montañas —esas catedrales de piedra llamadas The Remarkables, Walter Peak, Cecil Peak— se alzaban como guardianas. Ben Lomond, omnipresente, vigilaba desde arriba. En ese paseo entendí que lo que rodea al Hilton no es paisaje, es presencia. Un marco perfecto para el descanso, sí, pero también para la contemplación.

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Hilton Queenstown

La magia de Queenstown

Queenstown, además su fama como capital de la aventura, guarda un alma delicada que se revela en la quietud del amanecer y en la melancolía dorada de sus atardeceres. Caminar por sus senderos junto al lago, perderse entre galerías de arte local o dejarse tentar por un Pinot Noir nacido entre montañas es descubrir que aquí, incluso lo cotidiano tiene algo de extraordinario. Es una tierra donde la emoción se equilibra con la paz, donde cada día ofrece una invitación a mirar más lento, a sentir más hondo, a pertenecer —aunque sea de paso— a la magia que emana de cada rincón.

En el corazón de este destino, Hilton Queenstown es un espacio suspendido entre el agua y el cielo, donde cada rincón parecía susurrar “bienvenido”, donde cada ventana abría no solo al paisaje, sino al asombro. Un lugar donde nos encontramos con lo esencial: la calma, la belleza y la certeza de estar, aunque sea por un instante, en el lugar exacto.

Para más información: Hilton Queenstown

Hilton Queenstown

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