Los restaurantes dentro del hotel Presidente InterContinental de Polanco reabrieron a la nueva normalidad, los visitamos para ver las medidas que brindan a los comensales para que tengan la certeza de que sus alimentos están elaborados bajo estrictas normas de higiene, desde la manipulación hasta el servicio de los mismos.
Con cierta nostalgia observamos algunos cambios importantes, ahora los clientes pueden visualizar el menú en su celular a través de un código QR localizado a la entrada de cada restaurante.
Además, la capacidad de estos espacios se redujo para respetar la distancia social de 2 metros entre mesa y mesa, se eliminó cualquier tipo de buffet y el servicio es a la carta.
Con el objetivo de evitar aglomeraciones, se recomienda a los comensales realizar reservaciones y respetar los horarios de las mismas, de igual forma, después de cada servicio el personal se encarga de limpiar y desinfectar el mobiliario antes de asignarlo a nuevos clientes y, al término de cada jornada, se realiza una desinfección profunda de todos los espacios.
La cava
En la cava más de 40 mil botellas de 2,500 etiquetas de vino se guardan a la espera de los comensales en este sitio que ha sido reconocido como la cava más grande de Latinoamérica.
Al fondo del espacio, se encuentra una exclusiva mesa que puedes reservar por 6 mil pesos para una comida o una cena muy especial, este costo no incluye bebidas ni cubiertos.
Antes en este lugar podían estar hasta 12 personas, ahora solo serán 6 u 8 los afortunados que puedan comer en este espacio donde casi nadie entra.
Au Pied de Cochon
En el restaurante francés por tradición de la Ciudad de México se respira un ambiente de añoranza, las mesas grandes con manteles blancos lucen inmensas con solo 4 sillas, largos pasillos se abren entre ellas y los meseros, con caretas, guantes y cubrebocas cambiaron las cartas por manteles desechables con el menú, que se nota considerablemente reducido en platillos, aunque conserva los más representativos.
A pesar de la “nueva normalidad” este lugar no pierde su elegancia en el ambiente, la barra de mariscos se observa en una vitrina, invitando a los comensales a ordenar la comida del mar. No hay música, en la terraza se respira la tranquilidad de este sitio, me ofrecen algo de beber y pido un refresco de lata, al recibir el servicio el mesero deja el vaso con hielos cubierto con una película de plástico en la mesa y me da la opción de servirlo yo misma.
Minutos después llegan los cubiertos, conservan su servilleta de tela pero ahora vienen empacados en una bolsa con un sello de seguridad. Ya no hay saleros en la mesa, ahora viene en pequeños sobres desechables, tampoco hay adornos florales ni detalles, mesas blancas, minimalistas y libres de cualquier objeto.
Ordeno un chamorro y una ensalada, mis platillos llegan cubiertos con una tapa hasta la mesa, al comenzar a comer me doy cuenta con agrado que el sabor no ha cambiado, que es lo que yo esperaba, que todo sigue igual de delicioso como antes.
The Palm
Este restaurante reabre con una promoción irresistible: Todos los viernes de julio y agosto hay promoción de 2×1 en su deliciosa y emblemática hamburguesa clásica, hecha con 400gr de carme Prime de Estados Unidos, el queso de tu preferencia, esponjoso pan brioche hecho en casa, sus complementos y guarnición de papas a la francesa.
Además, para hacer de tu visita toda una experiencia gastronómica, el Chef del restaurante, José Luis Ronquillo, sugiere acompañar la hamburguesa de una entrada fresca como una ensalada, camarones o carpaccio para compartir y no olvides guardar un espacio, pues no querrás perderte un delicioso postre de este lugar.
El restaurante cuenta con estrictas políticas y procedimientos alineados con los requerimientos de la regulación local e internacional de higiene, salud y seguridad.
Chapulín
En este original restaurante mexicano, lleno de reinvenciones y sorpresas, se ha instalado a la entrada una pizarra con el menú en inglés y en español, aunque la carta también es reducida tiene la esencia de Chapulín. La vitrina de mezcales se conserva intacta e invita a ordenar un trago o una cerveza, como la tradicional que lleva el nombre del restaurante.
La terraza del lugar es un lugar privado donde ahora solo hay una mesa, el escenario perfecto para un día especial, de fondo una fuente con sonidos de agua relaja el ambiente y lo vuelve más privado y romántico.
Alfredo Di Roma
Al entrar al tradicional restaurante italiano me reciben con un saludo en el corazón, un mapa indica los cambios de reubicación que se hicieron en las mesas del sitio, los aromas de queso y tomate invaden mi mente mientras en la cocina preparan todo tipo de pastas.
El chef realiza un lavado de manos especialmente profundo antes de preparar cualquier alimento, una olla hirviendo tiene la pasta que se convierte en mi objeto de deseo, los tallarines están listos y los sirve en un plato con mantequilla que se derrite al contacto con la masa en una danza que mezcla aromas y sabores, después un plato grande de queso parmesano la cubre como una lluvia y está lista para llegar a la mesa, es uno de los platos tradicionales del lugar. Un tiramisú me espera en la mesa para cerrar mi día con un postre perfecto.